El mundo del fútbol está loco y desfasado. Eso es un tópico que se repite muchísimas veces pero con una amplia carga de veracidad. Un ejemplo de ello es pagar, según la especializada web Transfermarkt, sesenta y un millones de euros por un chaval que aun no ha cumplido diecinueve años y que no había llegado a los cincuenta partidos oficiales con su anterior equipo. Como habrán deducido por la foto de portada y porque es un caso archiconocido, estoy hablando de Vinícius Júnior.
Todo lo que rodea a este muchacho brasileño se magnífica y se exagera por parte de la prensa afín al conjunto madridista, que no escatima en titulares y calificativos grandilocuentes. Están cayendo en un tremendo error, pero eso a ellos poco les importa porque solo les interesa que su mensaje adulterado llegue al aficionado merengue. Pedirles mesura, paciencia y objetividad es una tarea inútil e imposible porque están muy condicionados por muchos intereses. Me da exactamente igual que comentan esos errores, pero me da pena por el jugador porque, si no consigue ser un futbolista importante se convertirá en otro juguete roto.

Lo que si han conseguido, por lo menos en mi caso, es que me fije en Vinícius y vea con interés cada una de sus acciones en los partidos. Y he de reconocer que el brasileño tiene pinta de jugador bueno. Con sus fallos y errores propios del novato que recién empieza en este juego, el extremo madridista deja detalles y jugadas muy interesantes. Tuve la oportunidad de verle jugar en el Benito Villamarín y me dio la impresión de ser un jugador inteligente y rapidísimo, eligiendo en muchas ocasiones la decisión más correcta a la hora de jugar la pelota.
La pasada semana tuvo dos exámenes difíciles y creo que sacó buena nota. Debutó en el Camp Nou y en el Wanda Metropolitano ante los rivales más complicados que se va a encontrar en España y Vinícius no se arrugó. Demostró tener mucha personalidad, descaro y desparpajo, unido todo a la velocidad y calidad que tiene. Debe estar satisfecho por su actuación en esas dos exigentes citas pero no debe ni relajarse ni tener delirios de grandeza. Ha de seguir como hasta ahora: aprovechando cada oportunidad que tenga para demostrar todo lo que lleva dentro.

No pretendo comparar a Vinícius con Messi, pero debe mirarse en el espejo del rosarino en cuanto a cómo fue adquiriendo paulatinamente roles más importantes en el FC Barcelona hasta convertirse en el futbolista más espectacular que vieron mis ojos. Para que llegue a ser un gran futbolista, el brasileño tiene que ser paciente, rodearse de profesionales que sepan educarle para que esté completamente centrado en su profesión y tener entrenadores inteligentes y valientes que gestionen correctamente su carrera. Ya saben lo que dicen de la paciencia.