El pasado lunes Canal Plus Liga estrenó una serie de documentales sobre estadios de fútbol titulada El túnel. El primer programa estuvo dedicado al Benito Villamarín. Como bético he de decir que le faltó emoción, calor y que recurrieron a lo fácil.

Me explico. De todos es sabido que en el estadio del Betis se produjo la gran goleada frente a Malta. También sabe el que es aficionado al fútbol que en el Villamarín cayó derrotado el todopoderoso Chelsea de Mourinho en la Champions de la temporada 2005-2006. Mejor que nadie, los béticos sabemos que en 2000 y en 2009 el Betis descendió a Segunda en Heliópolis y que Rincón, Gordillo y Cardeñosa han sido jugadores históricos en el club verdiblanco. Pero también sabemos que la historia de nuestro estadio tiene muchos episodios desconocidos para el resto de gente que no siente en verde, blanco y verde. Creo que ahí es donde la serie de Canal Plus Liga debe incidir: en los aspectos más desconocidos de los estadios y los clubes, ésos que los hacen únicos y genuinos.
El estadio del Betis se construyó para la Exposición Iberoamericana de 1929, llamándose Estadio de la Exposición. Pocos saben que, durante la Guerra Civil, el recinto fue utilizado por las tropas italianas que ayudaron al Bando Nacional para almacenar allí armas, tanques y utilizarlo como campamento.
Pero volviendo al plano deportivo, y puestos a recordar momentos emotivos vividos en el Villamarín que se obviaron en el documental, hay que hacer una especial mención al partido de vuelta de la Promoción de 1989.
El Betis venía de encajar un 4-0 en Tenerife. La remontada parecía imposible y así fue. Aun así, el Villamarín se llenó hasta la bandera de aficionados que esperaban un milagro que nunca llegó.
Fue la primera vez que tuve un nudo en la garganta viendo un partido del Betis. Recuerdo que lo dieron por televisión y también recuerdo que fue el último encuentro que mi abuelo vio de su equipo del alma. Años después, con motivo del Centenario, Pedro Buenaventura, entrenador en aquel encuentro, contó lo que vivió ese día.
Está muy bien recordar los momentos bonitos y buenos que los béticos hemos disfrutado en nuestro estadio, pero que a nadie se le olvide que la mayor grandeza que tiene este singular club, y su bendita afición, es el haberse levantado todas y cada una de las veces que sus huesos han dado con el suelo. Si gana, Betis; si empata, Betis; y si pierde, Betis, Betis, Betis.