Se declara el estado de optimismo en Can Barsa. El equipo solventa sus partidos con goleadas, los fichajes funcionan y la afición acude en masa al Camp Nou. En el horizonte, la prueba de fuego del próximo martes.
Del partido de anoche destacamos obviamente la clase de Robert Lewandowski. Quien pensara que el polaco había venido a Barcelona a vivir su retiro a medio gas estaba profundamente equivocado. Igual de equivocados estaban algunos ilustres periodistas, de nombre concretamente Santiago Segurola, quien antaño no dudaba en tachar al nuevo delantero del Barsa como «bluf» que no marcaba diferencias fuera de Alemania.
Más allá de la capacidad goleadora de «Lewan» y de saber hacer jugar a sus compañeros, la noche de ayer mostró un Dembélé con una garra y ambición nunca antes vistas con la elástica del conjunto culé. En el renacer del francés sin duda tiene mucha culpa Xavi Hernández quien ha sabido siempre tratarle dándole lo que cualquier futbolista necesita: confianza.
Por lo demás, se ve un equipo enchufado y no sólo los que son titulares sino también los que salen del banquillo. Incluido un Pique que, debido al infortunio de Christensen, pudo debutar esta temporada. Cuesta mucho ver a uno de los capitanes en una situación tan complicada pero es que sencillamente los demás centrales están a día de hoy un paso por delante.
No creo que el Barsa sea favorito para llevarse la máxima competición de clubes. Veo a City, Madrid y PSG, por citar unos cuantos, por delante de los de Xavi. Lo importante es ir sumando puntos y minutos de calidad. El Barsa tiene una excelente plantilla, sólo le falta tener también un excelente equipo.
Quedan todavía muchas cosas que mejorar, siempre sucede en cualquier equipo. En el Barsa concretamente me llama la atención lo que sufre a balón parado así como lo poco que necesita el rival para hacerle una ocasión de gol. Ayer sin ir más lejos, un saque del portero fue suficiente para casi provocar una expulsión y un penalti en contra. Esto es algo en lo que trabajar, ya que cuando lleguen rivales más potentes, dichos errores se pagaran caro.
Es muy comprensible esta euforia en el Barsa y su afición,y más en este deporte que tanto vive de los momentos,pero además viéndolo lo más racionalmente posible hay argumentos para este optimismo.Y en cuanto a la cierta fragilidad defensiva,defecto por demás común en equipos de vocación atacante,no debe ser demasiado difícil irlo corrigiendo habida cuenta el plantel de jugadores con los que cuenta en esa demarcación.
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