Visto lo acontecido en los cuatro partidos de las semifinales de la UCL tengo dos cosas claras. La primera es que no tengo ni idea de lo que nos vamos a encontrar el día 26 de este mes cuando ambos equipos salten en Kiev para disputar la tan ansiada final. La otra es que ganará no el que mejor juegue sino el que menos errores cometa.
No tiré de hemeroteca ni lo voy a hacer pero mi memoria no alcanza a recordar unas eliminatorias de Champions en las que en los partidos de ida éstas estuvieran «resueltas» y se complicaran la vida en el segundo round. FC Barcelona, tras ganar 4-1 es eliminado por la Roma en un contundente 3-0. El Real Madrid tras un contundente, cómodo y muy sorpresivo 0-3 en Turín cae 1-3 en la vuelta con ese más que polémico penalti sobre Lucas Vázquez. Por último el Liverpool le endosa un 5-2 a la Roma en Anfield para salir con un 4-2 en los segundos noventa minutos y pidiendo la hora.
Del Liverpool sabemos lo que podemos esperarnos, equipo que domina las transiciones D-A, contras muy contundentes y con dinamita arriba, posee una delantera que nada tiene que envidiar a ningún grande de Europa. Los de Kloop empiezan a parecerse a aquel Borussia de Dortmund de hace unos años. Velocidad, verticalidad, gol. Los blancos… en fin, me quedo sin argumentos. Siendo sinceros, si veo cuatro o cinco partidos consecutivos de los de Zidane no encuentro patrones de juego comunes entre ellos. A mi parecer el resultado de la ida es totalmente injusto y en la vuelta es un intercambio de golpes en toda regla en donde el espectador disfruta pero el entrenador desespera por la ausencia total de control. Gana porque tiene calidad en todas sus líneas desde la portería hasta el último jugador que salga. No conozco ningún suplente de la calidad y prestación de Asensio o Isco. No soy capaz de detectar una conducta patrón en las transiciones, principalmente las A-D.

En mi humilde opinión ganará el que menos errores cometa, como ya dije. Es decir, el que más fuerce al rival a cometerlos. Y digo esto porque sí, los dos tienen pólvora arriba pero atrás son de plastilina. Un central del Real Madrid no puede intentar un despeje de tacón como intentó Sergio Ramos en el 0-1 el pasado martes, o los desajustes del Liverpool en defensa en la otra semifinal. Dominar el juego no es dominar el balón, es dominar el tiempo pero principalmente el espacio y si éste no es tuyo estás perdido.