El esperpento comenzó el sábado y terminó el domingo. Termina el Betis – Sevilla que pasará a la historia, y no precisamente a la parte buena de la misma. Se clasifica el Betis aunque a quien ama este deporte poco le importaba el resultado.
No voy a explicar los hechos porque a buen seguro que cualquier aficionado sabe lo acontecido en el estadio Benito Villamarín. A la condena sin paliativos que se tiene que hacer de un acto provocado por un energúmeno con bufanda y sin cerebro, se unió posteriormente un sainete de actuaciones sobre el campo que no ayudaron precisamente.
Cada espectador tendrá su opinión sobre lo ocurrido. Al fin y al cabo todo es subjetivo, sobre todo el dolor. Y en eso no es posible poner de acuerdo a quien defiende colores distintos.
Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en que hechos como los de ayer demuestran que el plan de contención ideado por Federación, Liga o Comité Deportivo no es precisamente eficaz. Suspensión de partidos, cierre de estadios o multas a clubes no dejan de ser arañazos que pasan de refilón por el verdadero autor de los hechos.
Por ello, en mi humilde opinión, una solución pasaría por imponer sanciones económicas ejemplares a quien realice actos como los vividos ayer. Y por ejemplares me refiero a ésas que hacen que incluso un sujeto de coeficiente limitado llegue a la conclusión de que no le merece la pena realizar según que cosas. Multas de seis cifras calculadas en función del perjuicio provocado incluyendo cuestiones como el lucro cesante o daños a terceros.

Pensar que con sanciones a clubes la cosa va a mejorar es no ser consciente de la situación. Salvo por errores en los controles de seguridad, es muy complicado responsabilizar a un club de lo que realizan 40.000 personas. Asimismo, no parece correcto que paguen justos por pecadores impidiendo disfrutar del evento a quien pagó su entrada y se comportó cívicamente. De ahí que, como sucede con los impuestos que son más «justos» cuanto más cerca estén del benefactor, para que una sanción sea eficaz debe afectar principalmente a quien comete la infracción.
En definitiva, es hora de que los mandamases del fútbol ataquen un problema que por esporádico no deja de estar presente en nuestra sociedad.
Muy de acuerdo,el responsable de esta acción es quien debe pagarlo,claro que si de multa se trata una declaración de insolvencia por parte del causante,complica su eficacia; no obstante una situación como la ocurrida en esta eliminatoria pone al descubierto otros comportamientos y actitudes que debieran ser analizadas detenidamente,y no entro en detalles
,pero implican a los responsables deportivos desde los mandatarios que deben juzgar y tomar decisiones, a los jugadores y/o entrenadores,o incluso los aficionados que también son los perjudicados por estos hechos.
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