Diez años se cumplirán mañana de la noche mágica a orillas del Manzanares. Diez años de aquel balón cruzado de Dani que hizo explotar de alegría a todos los béticos. Diez años en los que el Real Betis Balompié ha pagado, con muchísimos intereses, la mediocre gestión del éxito alcanzado en la temporada 2004-2005.

En el mismo césped del Calderón, mientras los jugadores celebraban la victoria obtenida frente al C.A. Osasuna, Serra dijo que el Betis sería lo que Lopera quisiera que fuera. Y el resultado fue patético.
El club verdiblanco desaprovecho la oportunidad de crecer y se sumergió en la medianía, en la vulgaridad. Fichajes inapropiados para afrontar la exigencia de la Champions League, un compendio de entrenadores que venían de vuelta y que aportaron muy poco, por no decir nada y una pésima política deportiva e institucional (con el saqueo de las arcas del club por parte de Lopera si nos atenemos al informe pericial elaborado por la Guardia Civil) tuvieron como consecuencia lógica, la vuelta a Segunda División en 2009.
Tras fracasar en su intento de volver a Primera de inmediato, la situación del club se volvió caótica y esquizofrénica: supuestamente, Lopera vendió sus acciones a Oliver y la jueza Alaya intervino judicialmente el club, que era un manicomio sin sentido. Por esas cosas que pasan y que nadie entiende, el equipo supo aislarse de todo este galimatías y ascendió de la mano de Pepe Mel, en un equipo con jugadores magníficos como Emaná, Rubén Castro, Salva Sevilla, Iriney, Molina o Beñat.
El ascenso trajo cierta estabilidad. El Betis logró la permanencia de una manera relativamente tranquila, aunque se llevó diez partidos sin ganar durante los meses de octubre y noviembre. Queda para el recuerdo la victoria en el Sánchez Pizjuán, con dos goles de falta de Beñat. La siguiente temporada fue espectacular, con la salvedad del ridículo derbi en Nervión, en el que salió goleado por 5-1. Pese a este revés, el Betis logró ser séptimo y clasificarse para la Europa League.
De nuevo tenía la oportunidad el club verdiblanco de crecer y no lo hizo. De nuevo malos fichajes. De nuevo un dirigente (José Antonio Bosch, administrador judicial) metiendo la pata y envuelto en asuntos turbios aun por resolver. El despido de Mel, que tenía al equipo colista. El sustituto que buscaron que terminó de rematar al muerto. La llegada de Calderón en busca de un milagro imposible que terminó en un descenso que se veía venir desde noviembre. Y para rizar el rizo, la eliminación en la Europa League a manos del Sevilla tras desaprovechar el 0-2 de la ida.
Pero fiel a su historia, el Betis vuelve cuando menos se le esperaba. Todo parecía abocado a un nuevo fracaso deportivo. Se eligió a Velázquez para que ascendiera al equipo y en la jornada 14 fue despedido. Llegó Merino para enderezar el rumbo con cuatro victorias en cuatro partidos y, antes de navidad, volvió Mel al banquillo verdiblanco. El resto del cuento ya lo conocen porque es muy reciente.
Así está el Betis diez años después de lograr su último título hasta la fecha. No se cuanto tiempo pasará hasta que podamos los béticos volver a vivir una noche como la vivida el 11 de junio de 2005 en el Vicente Calderón. Sinceramente, creo que pasarán muchos años, pero el club verdiblanco es una caja de sorpresas, para lo malo y también para lo bueno. Veremos.