La selección española de fútbol arranca la Eurocopa de Francia con victoria, por la mínima y en los últimos minutos, pero ganando y mereciéndolo. Además, que se rompió la mala racha histórica con el día 13 de Junio, fecha en la que España no había ganado nunca jamas un partido. Se logró el siempre importante objetivo de empezar una fase final ganando, aunque en el Mundial de Sudáfrica empezáramos perdiendo para finalizar levantando la Copa.
Quien vea el resultado y sepa que el gol llegó en los últimos cinco minutos con un cabezazo de un central, teniendo en cuenta que arrastramos la resaca de desilusión del Mundial de Brasil probablemente pensará que esto no pinta bien. Ciertamente, viendo el partido, no es esa la impresión que me dejó España.
La Roja dominó casi desde el principio, tocó, manejó, recuperó en mediocampo, se desplegó por bandas… Adoleció del típico embudo ofensivo que nos llega a juntarnos con demasiados jugadores por el centro (con Iniesta, Cesc, Silva, Morata bajando a combinar o Nolito cerrándose) pero no fue tan acusado como en otros torneos. Tal vez esta selección tenga menos talento que la de Xavi Hernández, Xabi Alonso, Villa y demás, pero goza de alternativas en el juego muy interesantes.
Sin ir más lejos, los laterales se incorporaron con mucha fluidez y profusión, incluso más Juanfran que Jordi Alba. En la segunda parte acabaron pisando más tiempo el campo rival que el propio, aunque supieron bajar a ayudar en las escasas ocasiones que Chequia escapaba de su terreno de juego para pisar el nuestro. Nolito estuvo un poco precipitado, tal vez nervioso, pero dio muestras de su calidad, abrió y profundizó el campo, y acompañó a Morata en zona de ataque.
Hablando del delantero juventino tal vez fue el que dejó las sensaciones más contradictorias. Se movió bien, apareció, creó ocasiones (que es lo más importante para un delantero), pero estuvo algo torpe para definir alguna. Se vació y fue sustituido en la segunda mitad por Adúriz, con más presencia física pero que tampoco terminó de romper. Lo más importante de Morata fue que demostró ser útil en un equipo donde el ariete siempre sufre por su estilo.

La magia fue cosa de Iniesta, aunque Silva o Thiago cuando entró en el segundo tiempo estuvieron bien, el genio es el albaceteño. El fútbol se rinde a sus pies, y más cuando se encuentra al nivel al que está últimamente. No solo dio el habitual festival de pases y quiebros, manteniendo el balón entre laberintos de rivales o dando la asistencia a Piqué, sino que estuvo comprometido en la recuperación y la presión cuando el equipo lo necesitaba.
Ganamos sufriendo, como están ganando todas las selecciones en este europeo, pero sin temer por nuestra portería. Chequia existió con el balón mientras Rosicky tuvo gasolina. Espléndido este futbolista, pena de su mala suerte con las lesiones y de su edad, que no perdona. Lució algunas salidas al ataque notables, aunque apenas inquietaron a España. Además de Rosicky, el plan de los checos era mandar balones al gigantón Necid, que en algún momento incomodó a los defensas españoles pero que pronto quedó descolgado como una isla entre los españoles. A partir de ahí, cerrojazo defensivo con dobles laterales, un muy buen Cech que evitó algún gol cantado y poco más.
Nada que no pudieran resolver nuestros centrales, Ramos y Piqué, que llegan a este torneo en muy buen momento y que, incluso, parecen haber pacificado las pequeñas rencillas derivadas de sus procedencias. Ante la escasez de trabajo defensivo, en el segundo tiempo actuaron casi de interiores a los lados de Busquets que, como siempre, barrió con todo lo que le vino cerca.
Y es que el segundo tiempo se disputó casi al completo en los alrededores del área checa, a excepción de un arreón final tras el gol español con un disparo peligroso que De Gea resolvió con solvencia. Por que sí, el culebrón de la portería (con escabroso capítulo final incluido) se resolvió a favor del portero del Manchester United. Algo que parece que se va a asumir con naturalidad, más aun viendo las reacciones de Casillas en el banquillo, totalmente comprometido con sus compañeros a pesar del nuevo rol ocupado.
En definitiva, una victoria en la que la suerte de anotar en el minuto 86 no debe ocultar la mala suerte de no haber podido hacerlo antes. No somos resolutivos de cara al gol, y eso es algo que nos va a costar resolver, pero tenemos juego y nivel de forma sobresaliente en nuestro representantes. Empezamos la Euro con un muy buen partido, a pesar de los pocos goles.
Además, es significativo que el gol sea una especie de redención o reconciliación con Piqué, tengo la impresión de que pinta bien el torneo, lo cual no quiere decir que vayamos a ganarlo, que eso depende de muchos factores. Aunque no me digan que no sería curioso celebrarlo dentro de algo menos de un mes en la Cibeles con Ramos diciendo: «Gracias Piqué, contigo empezó todo».
