Esta noche, un equipo de Turín puede ser el único que aguante el ritmo del Inter de Milán en la cabeza de la Serie A, con nueve puntos en tres partidos. Pero ese equipo no es el que cualquiera podría pensar, el que suele ganar torneos y mandar en el fútbol transalpino. Es el Torino, que con dos victorias en las dos primeras jornadas, aprovechando el empate de su vecina Juventus, puede mantenerse en la cabeza si vence en casa al débil Lecce.
Cuando hablamos del Torino no debemos olvidar que lo hacemos de un equipo campeón. Siete Scudettos, el último en 1976, y cinco Coppas en su haber, aunque la última date de 1993. A pesar de que su mayor éxito continental fue la final de Copa UEFA perdida en 1992 ante el Ajax, la mayoría de sus títulos vienen de los años 40. Fue la época del Grande Torino, un equipo mítico que acabó en un accidente de avión en la colina de Superga.
Nunca volvió a brillar a ese nivel, aunque tras una época de equipo ascensor a principios del siglo XXI, parece haber vuelto a asentarse en la división de honor del fútbol italiano, alcanzando la pasada campaña la séptima posición. Tras la exclusión del Milan de la Europa League, alcanzó plaza europea. Si bien el sueño fue efímero, al caer en la última eliminatoria previa ante el Wolverhampton inglés.
De la mano de un Walter Mazzarri que lleva temporada y media haciendo progresar al club, esperan este curso al menos repetir lo de la campaña pasada y, a poder ser, clasificarse para Europa League directamente. Para ello, el exentrenador de Napoli, Inter o Sampdoria, ha preparado un equipo duro, directo y competitivo.
Sístema 3-5-2
Mazzari forma irrenunciablemente con tres centrales y dos carrileros largos. En el centro del campo forma con dos pivotes de corte más defensivo y uno más creativo, que pueden descolgarse en diferentes alturas en función de las necesidades que el técnico detecte. Arriba, aprovechando que el carrilero derecho habitual, el internacional De Silvestri, es muy profundo, puede formar con un mediapunta que se abre hacia la izquierda, donde encuentra más espacio, o con dos puntas.

La importancia de los carrileros
En la alineación más habitual no puede faltar el veterano Sirigu en porteria. Izzo a la derecha y Bonifazi a la izquierda son los marcadores centrales. El francés Djidji o el joven brasileño Bremer, actúan como libres, aunque también espera sitio el camerunés Nkoulou.
Como ya cité, el carril derecho es para Lorenzo De Silvestri, un auténtico pulmón que, aun siendo ya veterano, es capaz de ocupar toda la banda con la potencia de un tractor. Fundamental en ataque y en defensa. El carril izquierdo es más dudoso. De antemano parece para Ansaldi, argentino ex del Atlético comprado del Inter este verano, que por extravagante historial de lesiones no parece un seguro. También puede ocupar ese carril el uruguayo Laxalt, otro pulmón incansable traído del Milan. Para el último partido, por la ausencia de ambos, ocupo la plaza el inglés de origen nigeriano, fichado del Chelsea, Ola Aina. Al tratarse de un diestro reconvertido, sufre en esa posición, por lo que parece una solución de urgencia.
Un mediocampo aguerrido
En el mediocentro es indispensable el colombiano Tomás Rincón, un stopper que ayuda a la defensa a barrer lo que se mueva por delante del área. Le acompaña con un rol más creativo Daniele Baselli, un canterano del Atalanta que apuntaba alto y que ha llegado a debutar con la selección azzurra.
El tercer puesto del centro del campo se lo reparten el serbio Lukic o el francomarfileño Meité, un auténtico leon al que Mazzarri elige cuando quiere fomentar la presión alta.
Ataque directo buscando al tanque
Si decide jugar con dos puntas, como probablemente haga esta noche ante el Lecce, incluye a un viejo conocido de la afición ché, Simone Zaza. Todo un goleador reputado cuya participación hoy dependerá de su estado físico, que le hace ser duda. A pesar de que su pasada temporada, cedido por el Valencia, no fuera excesivamente fructífera, este verano culminaron su compra para el equipo piamontés.

Si prefiere incluir a un mediapunta, tiene dos buenas opciones españolas. Por la izquierda, el joven exosasunista Álex Berenguer. Por la derecha y con un recorrido mucho mayor en Italia, Iago Falque. Si bien a este último, con la llegada de Simone Verdi, cedido por el Napoli con opción de compra, le ha salido una dura competencia.
De lo que no cabe duda, es de quién ocupa la punta de lanza del equipo. Su capitán, un hombre que, de alguna forma, define la forma de jugar del equipo, su goleador Andrea Bellotti. Un habitual de la selección en los últimos años, y de los rumores de fichajes, pero que aguanta una campaña más en Turín. Es un delantero tanque, de los que chocan con cualquier defensa y remata lo que le pongan, de los que aseguran 15 o 20 goles por temporada. Algo tosco, es capaz de bajar balones y apoyarse de espaldas en sus compañeros.
Un equipo que embiste
Dadas estas piezas, con jugadores rápidos en las bandas, puntas rematadores, mediapuntas con llegada y poca creatividad en el centro del campo, no cuesta mucho imaginar que este Torino practica un juego muy directo.
Se trata de un equipo al que le pesa tener el balón en los pies, que rápidamente busca la forma de tirarlo arriba y alejarlo de su área. A veces, incluso con la certeza de que lo va a perder, pero confiando más en su capacidad para presionar y recuperarla, que para crear en estático.
Su mejor salida la encuentra en banda derecha, con la potencia de Lorenzo De Silvestri, buscando llegar rápidamente a servir el balón a Belotti. Juego directo de libro, con importancia de la segunda jugada. Si siguen acumulando buenos resultados, les empezarán a dejar llevar la iniciativa en los partidos, y ahí puede sufrir.

Defender en bloque
La obviedad de que en un equipo todos defienden, en el caso del Torino es un axioma indiscutible. Empiezan a defender en el mismo segundo en el que pierden la pelota. Procuran hacerlo lejos de su área para presionar muy arriba, sobre todo si está Meité en la alineación.
Aquí se nota que se trata de un equipo muy trabajado, conocen los movimientos que cada uno tiene que hacer, y los momentos exactos en los que hacerlos. No deshacen el bloque en ningún momento y resultan tremendamente agobiantes para el rival.
Cuando esas líneas altas de presión se ven superadas, colocan el bloque bastante atrás. Aprovechan el poder aéreo de sus centrales para despejar cualquier balón colgado y no permiten alegrias por el carril central, gracias a sus duros mediocentros.
Una veloz danza en las transiciones
Tácticamente, lo más llamativo seguramente sea su capacidad para realizar las transiciones de ataque – defensa y defensa – ataque con gran velocidad y precisión.
Se despliega en ataque siguiendo el camino del balón. Al salir con pases directos, primero llega el balón a la zona del campo elegida, y luego van llegando los apoyos al jugador que la tenga.

A la defensa suelen llegar, como explicábamos, tras intentar la presión alta. Con Rincón como timón posicional, que acaba indicando con sus movimientos donde debe situarse el equipo, llega en pocos segundos de estar presionando en tres cuartos a situar la línea defensiva casi en el punto de penalti.
El balón parado como fuente del gol
Como indicaba mi compañero Xacobe Varela hace unos días, el balón parado es un elemento fundamental. Walter Mazzarri también lo sabe. Se trata de un equipo con mimo por este tipo de acciones, sobre todo en ataque.
Cuelga los balones parados a pierna cambiada, para buscarlos cerrados a favor de la entrada de, sobre todo, sus centrales. Igual que defienden en zona estas acciones, las atacan también por zonas bien definidas. El buen pie de Ansaldi o Baselli y el poder de Izzo, Bonifazi, Zaza o Belotti, auguran una buena cantidad de goles por esta vía en la presente campaña.
Il Toro tiene derecho a soñar
Para los aficionados Granati, hoy es un día importante. Siempre se ha dicho que, si bien la Juventus es el equipo con más aficionados de Italia, el Torino es el que más aficionados tiene en Turín. Esa es una de las cosas que hacen del Toro un club diferente.
Orgullosos de su historia, compartir una semana más liderato, y más aun dejando atrás al vecino rico y poderoso, es un motivo más de satisfacción para su afición. No obstante, esa posición es irreal según las perspectivas que el equipo debe tener este año.

Toda vez que los puntos que ya lleva conseguidos no se los va a quitar nadie, el Torino debe optar a mantenerse en la primera mitad de la tabla. Tiene un equipo experimentado, aunque no excesivamente veterano. Tiene un entrenador curtido en mil batallas que propone un fútbol muy práctico, y que ya lleva suficiente tiempo en el club como para tenerlo perfectamente trabajado.
En definitiva, elementos suficientes para dar algún susto a los más grandes y para hacer interesante ver partidos de este equipo. Sin llegar a los laureles de los años cuarenta, no se si podemos volver a hablar de un grande Torino, pero sí de un Torino bravo.