Desde que en el verano de 2018, Cristiano Ronaldo abandonó el Real Madrid, el club parece verse sumido en una montaña rusa con más bajadas que subidas. Ya va para temporada y media con tres entrenadores y poca estabilidad en alineaciones, resultados e imagen. Ahora que parece sumar un par de buenos partidos, está por ver qué continuidad tendrá esta racha y si Zidane habrá dado con la tecla del buen camino.
Es muy difícil mantener el ritmo de resultados tras tres Champions League seguidas. Tal vez pensando en ello, Zidane dejó el cargo de entrenador del Real Madrid. Lo complejo es entender que volviera a finales de la campaña pasada, cuando las previsiones que le hicieron marchar se habían confirmado. Solo el amor a la institución y la lealtad a Florentino Pérez pueden explicar la vuelta de Zidane.
Una vez de vuelta, tampoco resulta fácil explicar lo que ocurrió desde finales de la temporada pasada. Cuando parecía avecinarse limpieza a fondo y llegada de nuevos referentes, algunos de los que no rindieron la pasada campaña siguen en la plantilla y las llegadas, excepto Hazard, no lucen la jerarquía suficiente para tomar los galones del equipo.
Así arrancó una temporada con más penas que glorias en las primeras jornadas. Con los fichajes sin terminar de entrar y con jugadores como Bale o James, con los que el propio entrenador no contaba en principio, presentes en las alineaciones. No obstante, el paso de los partidos ha ido dando buenas noticias a Zidane, le ha aclarado ciertas opciones y ha ido haciendo apuestas que han tenido buen resultado.
Lo que sí ha mantenido Zidane, y parece inalterable, es el 4-3-3 como dibujo de partida. Con el vértice del triángulo de centrocampistas en la parte más cercana a la defensa, laterales ofensivos y con dos extremos más bien abiertos a los lados de un delantero centro.

Dentro de las rotaciones que acostumbra a hacer el técnico francés, más aun teniendo en cuenta la gran calidad de la plantilla y el alto número de lesiones a las que se suele enfrentarse, podemos designar un once tipo, añadiendo algunos habituales sustitutos.
En portería parece haberse asentado Courtois. Tras la salida de Keylor Navas, el principio de temporada no fue tranquilo para el belga. Incluso llegó a insinuarse con la posibilidad de que el papel de Areola no fuera tan secundario. Tocó fondo al ser sustituido al descanso ante el Club Brugge, pero desde entonces ha ido ganando confianza a la vez que el equipo ha ido controlando mejor su juego defensivo.
En la línea de cuatro defensas, los laterales son para Marcelo y Carvajal. Ni la mala pasada temporada, ni la llegada de Mendy son suficientes para que el brasileño pierda el puesto. Tan solo sus habituales lesiones y la necesidad de descanso dan entrada al francés. Por la otra banda, Odriozola no parece contar demasiado para Zidane, y sus erráticos desempeños en los pocos partidos jugados esta campaña parecen augurarle un año duro.
Los puestos de centrales son para Ramos, el eterno capitán, y Varane, que parece haberle ganado definitivamente la disputa de años anteriores a Nacho. De hecho, el canterano ha terminado siendo cuarto central con la llegada de Militao.
Por delante de ellos, el ancla del equipo en el centro del campo es Casemiro. Fundamental para el funcionamiento del equipo, casi imprescindible, de que sea capaz de mantener su nivel parece depender gran parte de las opciones del Real Madrid esta temporada. A sus flancos, los interiores titulares parecían destinados de antemano a los clásicos Kroos y Modric. Los problemas físicos del croata y la necesidad de incluir más trabajo en la medular, han dado entrada a Valverde en ese triángulo.

Al mediocentro alemán parece que le está fluyendo bien el juego, por lo que habrá que ver hasta qué punto Zidane deja de contar con Modric para partidos grandes en pos de la inclusión de Valverde. La cantidad de campo que cubre el uruguayo da presencia a un centro del campo que, en ocasiones, ha parecido un coladero.
En ataque, Hazard, que empezó la temporada saliendo de una lesión, va ganando en importancia para alcanzar el nivel que su categoría merece. Como la temporada pasada, y a pesar de la llegada de Jovic, Benzema sigue siendo el delantero centro indubitable del Real Madrid. Una vez que no está Cristiano, sus números como goleador han mejorado notablemente, perdiendo la fama de delantero sin gol.
El tercer puesto de la línea de ataque es el que más candidatos tiene. La irrupción meteórica de Vinicius en la pasada campaña, la llegada de Jovic, la potencia de Bale (cuando no está lesionado), la profesionalidad de Lucas Vázquez, el renacimiento de James, la posibilidad de readaptar a Isco y la brillantez frenada por una grave lesión de Asensio, han caído ante el descaro de los 19 años de Rodrygo. Aunque aun es pronto, el joven brasileño es, como Valverde, otro jugador que parecía de relleno y al que las circunstancias ha convertido en protagonista de los mejores partidos del Real Madrid en esta temporada.
A la hora de atacar, el Real Madrid tiende a combinar, pero es un equipo que se basa en la verticalidad por encima de una gestación más pausada de la jugada. Confía en la salida de balón de los centrales y suele ser Kroos quien viene a recibir en el centro del campo para iniciar la definitiva transición a posiciones ofensivas. Casemiro suele ofrecerse como una opción de seguridad, que suele devolver el pase o buscar una combinación de muy bajo riesgo.
Carga más el juego de ataque por la banda izquierda, a donde suele volcar Kroos a iniciar y donde Marcelo en llegada desde atrás o Hazard recibiendo para buscar diagonales buscan finalizar la jugada. Casemiro, Kroos y Valverde siempre quedan en posiciones de apoyo por detrás, para buscar nuevas vías por las que llevar la jugada.

La banda derecha toma mayor protagonismo en la fase de finalización de la jugada. Al cargar el juego en una banda, la contraria queda más liberada para sorprender. Bien tras romper por una de las bandas, o bien tras oxigenar por medio de la línea medular, la banda contraria entra en juego para resolver, bien por medio del extremo, que se cierra, o por el interior, ya que Valverde va cogiendo confianza para asomar en el área como otra opción de remate junto a Benzema.
El Real Madrid, además, es peligroso en las jugadas de balón parado. Tiene jugadores con buen toque, como Kroos o Hazard, y bueno rematadores, entre los que destaca principalmente Sergio Ramos.
A la hora de defender, el hombre clave es Casemiro. Tras pérdida, asoma a presionar para evitar que el rival les coja descolocados. En esto encuentra mucha ayuda de Valverde y no tanto de las otras dos opciones de interiores, principalmente de Kroos.
El gran déficit a la hora de equilibrarse para este Real Madrid es la colaboración de los tres atacantes. Tan solo cuando Vázquez ocupa una de las bandas, éste se une a la línea de centrocampistas para aliviar los kilómetros de Casemiro o Valverde. Cuando el ataque rival es estático, esperan en campo propio, con Casemiro llegando casi a incrustrarse entre los centrales. En este caso, es Valverde quien aprieta la salida del balón de los rivales, con presencia en campo rival.
Este Real Madrid sigue aun sufriendo la comparación con la época de Cristiano Ronaldo. Cuando un equipo tiene a un jugador de ese nivel, condiciona tanto su juego como sus resultados. El portugués tapó muchas deficiencias de la estructura de juego de los merengues gracias a su letalidad ante la portería, siendo clave en una fantástica cosecha de triunfos.

Ahora, el Real Madrid ha bajado a tierra. Jugar con Cristiano era casi como empezar todos los partidos ganando 1-0, sin él, Zidane cuenta con un equipo fenomenal, pero terrenal. El problema es que, en comparación con esa época, se le siguen exigiendo cosas que no son normales, convirtiendo cada mal partido, un simple empate, en un drama.
Esa red de funambulista que era tener al portugués ya no existe. Ahora, sin red, Zidane puede haber dado con una organización del equipo equilibrada y exitosa, pero que no será infalible. Además, se basa en algunos nombres con aun poco recorrido (como Rodrygo y Valverde) u otros que desconocemos si aguantarán a alto nivel toda la temporada (como Kroos o Casemiro).
El exceso de mediaspuntas (con casos como los de James o Isco, que no tienen fácil reconversión) y la falta de centrocampistas más puros puede ser un problema para mantener al equipo a alto nivel durante toda la campaña. Parece irreal soñar con poder dominar las tres competiciones, pero es innegable la alta posibilidad de obtener algún título esta temporada. El primer triunfo importante en la era post – Cristiano, podría exorcizar el recuerdo de los años con el crack portugués.