Ya disfrutando de un merecido descanso tras su retirada, varios jugadores de aquel mítico equipo de la Real Sociedad campeón de Liga durante dos temporadas consecutivas (80/81 y 81/82), mantenían una conversación entre risas y alegría.
De pronto, uno de ellos soltó la primicia: se estaba barajando la posibilidad de organizar un partido amistoso entre veteranos de la Real y un combinado de jugadores extranjeros. Empezaron a surgir nombres de posibles invitados hasta que uno de ellos hizo que Alberto Górriz y Roberto López Ufarte agachasen sus cabezas para que ambos retrocediesen en el tiempo hasta el domingo 11 de mayo de 1980.
En San Sebastián, ese día de una primavera que ya comenzaba a querer mutar en verano, sus habitantes gozaban de la bonanza del clima mientras en el ambiente flotaba la posibilidad de alcanzar un hito histórico.
El club Txuri Urdín, dirigido por Alberto Ormaechea, acariciaba su primer título liguero tras 32 partidos invicto. Para ello, solo tenían que conquistar tres de los cuatro puntos que quedaban para el final del campeonato. De esa manera, no podrían ser superados por su más inmediato perseguidor en la tabla, el sempiterno Real Madrid.

Górriz se quedó fuera de la convocatoria y esperaba, impaciente, que sus compañeros cumpliesen con su cometido. En el Sánchez Pizjuán, aguardaba un Sevilla, entrenado por Miguel Muñoz, que se ubicaba en una intrascendente octava plaza, sin la posibilidad de aspirar a nada más.
Por otra parte, una de las estrellas donostiarras, López Ufarte, conectó la radio desde la habitación del hospital donde se encontraba, aquejado de un inoportuno cólico nefrítico.
De manera inesperada, la tarde comenzó a oscurecerse en Donostia cuando, a los 30 minutos, Bertoni anotaba el primer gol para los de Hispalis. La Real comenzó a poner cerco a la portería rival sabiendo que tan solo un gol le separaba de su principal objetivo.
En el minuto 65, tras un cabezazo de Satrústegui, Zamora pudo poner las ansiadas tablas en el marcador. Pero uno de los jueces de línea levantó la bandera para indicar una posible infracción de un atacante realista. Después de unos momentos de incertidumbre, el árbitro hizo caso omiso a su asistente para señalar el círculo central.
Mientras los donostiarras celebraban el empate, las protestas sevillistas propiciaron la expulsión de dos jugadores del club andaluz; Blanco y Juan Carlos. Górriz y López Ufarte respiraron aliviados ante el prometedor panorama que se avecinaba. Con solo 25 minutos por jugar y ante un rival en clara inferioridad numérica, puntuar estaba al alcance de la mano…
…Hasta que, a falta de siete minutos, Bertoni enterraba todas las esperanzas realistas al marcar el 2-1. A pesar de ganar en la última jornada al Atlético de Madrid, los de San Sebastián se quedaron esa temporada con la miel en los labios.
Ricardo Daniel Bertoni presentaba en su historial méritos como haber militado en las filas de Independiente formando una dupla letal con Ricardo Bochini y alcanzando varios títulos con el club de Avellaneda. También fue campeón del mundo con su país en 1978, dándose la curiosa circunstancia de haber marcado el segundo y el último gol de la selección albiceleste en dicho Mundial. Aquella actuación motivó que el Sevilla apostase fuertemente por el extremo argentino, invirtiendo 75 millones de pesetas en su fichaje.
Sin embargo, todos esos éxitos no resultaron suficientes para que Bertoni llegase a ser invitado para disputar un partido amistoso ante los veteranos de la Real Sociedad. La herida seguía aún supurando.
Recuerdo perfectamente ese partido con cierta nostalgia,porque fue un magnifico ejemplo de ese slogan de “nunca nos rendimos”,y ante una magnífica Real Sociedad que sabia que ganando al Sevilla tenía en su mano ganar la Liga y jugaba con esa fuerza y esa moral, ante un rival con nueve jugadores y sin nada especial en por lo que luchar.Del árbitro mejor no opinar. Por cierto hoy el Sevilla FC celebra el 131 aniversario de su fundación.
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