Rubén Castro y Jorge Molina llegaron al Real Betis hace casi cinco años. Desde entonces solo han hecho una cosa: meter goles. Para ser exactos, 183 goles entre los dos delanteros: 111 el canario y 72 del alicantino.
Sus goles han servido para que el club verdiblanco cumpla siempre los objetivos propuestos e incluso los supere, con la penosa excepción de la temporada pasada. Viendo el rendimiento goleador de los dos, no es descabellado pensar que si Rubén Castro no se hubiera pasado media liga lesionado, el Betis, por lo menos, habría luchado hasta última hora por mantener la categoría.
Pero dejando al margen elucubraciones y suposiciones ficticias, lo que nos depara la realidad es una dupla de atacantes que ha entrado, por méritos propios, en la historia del equipo sevillano.

El mérito es mayor aun si tenemos en cuenta que tanto Rubén como Jorge superan los treinta y tres años, sin que el rendimiento goleador haya disminuido. Castro es el pichichi de Segunda División y supera ya los goles que metió en su primera campaña como bético.
El delantero canario ha sido capaz de abstraerse del complicado caso judicial en el que está envuelto por, presuntamente, agredir físicamente a su ex pareja. El asunto huele mal y creo (es mi opinión personal y fundada solo en lo que intuyo que pasará) que Rubén Castro debería ser despedido del club si se demuestra su culpabilidad. De momento, solo se le debe juzgar por lo que haga sobre el césped, y ahí no hay dudas de que es un fuera de serie.
Lo de Jorge Molina es, sencillamente, espectacular. No contaba para Julio Velázquez, que incluso lo dejó fuera de alguna convocatoria. El cese del vallisoletano resucitó al delantero de Alcoy, logrando 16 goles desde entonces, que han contribuido a que el Real Betis Balompié esté a un paso muy corto de volver a Primera División.
Molina es un futbolista admirable. Se entrega al máximo y sabe sacar partida de sus condiciones. Quizá no sea un jugador vistoso y deslumbrante, pero es un profesional íntegro y astuto. Como su compañero de ataque, también se ha visto envuelto en un tema extradeportivo delicado del que ha sabido aislarse para seguir rindiendo a la perfección.
Encontrar un recambio para estos dos delanteros va a ser una misión complicada para el nuevo director deportivo del Real Betis. No debe tardar en hacerlo Maciá, porque la edad no perdona y Rubén cumplirá 34 años en junio y Molina en abril. Mientras tanto, seguiremos disfrutando de sus goles.