El fútbol es esencialmente un juego de equipo y eso es exactamente lo que el Atlético de Madrid representa. Liderados en el banquillo por un entrenador que cree en lo que hace y, lo más importante, que ha logrado transmitir a cada uno de sus jugadores, desde el portero Courtois hasta los teóricos suplentes como Adrián, el mensaje de que si todos quieren, si todos reman en la misma dirección, se puede.
Tras un ciclo de alternancia de Barcelona – Madrid, irrumpe el conjunto rojiblanco para darle un soplo de aire fresco a una competición que comenzaba a tener tintes anodinos. La gran pregunta que se hace el aficionado es si el equipo del Cholo Simeone logrará mantenerse en el lugar que por méritos propios ya ocupa, o si por el contrario se trata de una simple mota en el universo blaugrana – blanco. La respuesta dependerá en gran medida de si puede retener o no a sus estrellas.

Por su parte, el Barsa me recordó a esa pareja que sabe que se va a divorciar, pero que ha de cenar por última vez con la familia interpretando el papel de matrimonio perfecto. El conjunto del Tata interpretó el sábado una farsa como epílogo a una temporada convulsa. Comienza un nuevo ciclo del que ya tendremos tiempo de hablar en los próximos meses.
Hoy toca felicitar al campeón, felicitar al Atlético de Madrid por demostrar que el fútbol es eso, un juego de equipo.