Aunque en nuestro país no haya comenzado todavía una nueva edición del denominado torneo del KO, la Copa del Rey, en la mayoría de países europeos ya han empezado a disputarse los encuentros de la segunda competición doméstica. Choques que han tenido lugar en esta jornada intersemanal en dos latitudes. Por un lado en Inglaterra, donde la EFL Cup ha deparado la eliminación del campeón de los últimos cuatro entorchados, el Manchester City, como hito más sonado. Por otro, la clásica DFB Pokal, que también ha visto como su gran favorito, el todopoderoso Bayern de Múnich, caía antes de lo esperado.
Sin embargo, la mayor sorpresa acaecida en los dieciseisavos de final que culminaron ayer, pese a estar relacionada también con la ciudad bávara, tiene otro protagonista. Un nombre que volvió al recuerdo de los más futboleros: el TSV 1860 Múnich. El equipo inferior que disputará los octavos de final, si nos atenemos a su división, puesto que es el único representante de la tercera división alemana. Los hados han querido que su hazaña coincida con la eliminación del eterno rival y quizás sea un presagio de lo que está por venir. Lo que seguro ha servido es para que muchos rememoren el pasado de un club que no supo sobrevivir al siglo XXI.
Decano del fútbol alemán
Los leones ostentan un honor, junto al de contar con el escudo más bonito del mundo, que habla a las claras del pasado dorado del club. De hecho, muchos se sorprenderán al conocer el dominio que ejercía en la capital bávara sobre el aclamado Bayern. Una hegemonía roja que no llegaría prácticamente hasta los años 70. Tanto es así, que cuando las atomizadas competiciones alemanas convergieron en la fundación de la Bundesliga en 1963 el único representante de Múnich fue el 1860. Un hecho que supuso el punto de partida de la época más exitosa de la historia celeste.

En sólo tres temporadas die löwen cosecharon los mayores logros de su centenaria trayectoria. La racha comenzó en la 63/64 con la consecución de la copa alemana, título que le dio derecho a disputar una Recopa en la que acabaron subcampeones y culminó con el único título liguero de sus vitrinas, el de la 1965/66. El año siguiente se quedarón a un escalón de repetir triunfo, unas alturas que no volverían a alcanzar. Fueron varios los artífices de esa edad dorada, pero podríamos destacar al entrenador Max Merkel, los yugoslavos Radenkovic y Perusic y al goleador Timo Konietzka.
La resurrección de los 90
El auge del Bayern de Múnich de Beckenbauer y compañía supuso, al igual que la inversa en décadas anteriores, la debacle de los leones, que sufrieron varios descensos hasta tocar fondo en categorías regionales y arruinados económicamente. Hasta que en 1994 el fútbol les diera una nueva oportunidad. Comenzaba una nueva etapa que marcaría el imaginario de los millennials con die löwen en la Bundesliga. Fueron los años de Werner Lorant en el banquillo y jugadores como Jens Jeremies, Harald Cerny, Abedi Pelé o los afamados veteranos Thomas Hässler y Martin Max, que vivieron sus últimos momentos de gloria.
El gran momento de los bávaros no se limitó a disputar diez campañas en la máxima división teutona, también Europa fue testigo de su resurgimiento. En la 97-98 disputó la extinta Copa de la UEFA, donde caería a manos del Rapid de Viena en 2ª ronda. Aunque su cénit llegó en la 00/01 cuando compitió por primera y única vez la Champions League tras acabar cuarto el año anterior en la Bundesliga. El sueño duró poco puesto que el gran Leeds de la época los privó de integrar la fase de grupos, por lo que acabaron de vuelta en una UEFA de la que también quedaron pronto apeados con el Parma como verdugo.

Mejor vivo que muerto
El descenso en 2004 vino acompañado de una gestión nefasta de la directiva celeste. En lo económico, creando agujeros inasumibles en las maltrechas cuentas de la institución, y en lo social, logrando la enemistad de la grada al trasladarse al Allianz Arena compartiendo estadio con el eterno rival. La presidencia de Karl-Heinz Wildmoser, caso de corrupción incluido, era insostenible para un club que necesitaba 8 millones de euros para sobrevivir mientras deambulaba por la 2.Bundesliga. Una cifra que cubriría el que acabaría convirtiéndose en nuevo propietario, el jordano Hasan Ismaik, primer inversor árabe del fútbol alemán.
La etapa Ismaik no es ni mucho menos la panacea aunque sirve para que los leones no mueran. La regla alemana del 50+1, que no permite el manejo total de un club por parte de un solo inversor, ha traído a vueltas al jordano, que ha decidido cortar el grifo. Esto se tradujo en el sonrojante descenso del club a categoría regional en la 17/18, aunque los miles de aficionados que pueblan el recuperado Grünwalder Stadion no permitieron que la afrenta durara más de un curso. De ahí que el TSV 1860 Múnich cumpla este año su cuarta temporada en la 3.Bundesliga y sólo vuelvan a nuestra memoria con partidos como el del pasado martes.
Estos artículos nos permiten conocer historias que enriquecen nuestros conocimientos del mundo futbolístico y además nos entretienen y despiertan nuestro interés,a mi personalmente no solo me gustan sino que me admira la documentación de su autor.
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Muchas gracias. Siempre intentamos escribir con rigor y para ello hay que documentarse al máximo. Encantado de recuperar a los clubes que marcaron épocas pasadas y no supieron/pudieron sobrevivir al fútbol moderno. Un saludo.
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