Ganar un partido, el momento anhelado por aficionados, jugadores y técnicos de cualquier equipo. El empate deja un ficticio y amargo gusto a derrota quedando sin dueño un punto que podría cambiarlo todo. Los tres puntos llegaron al fútbol de manera más bien reciente y el efecto de su implantación es sorprendente.
En 1981, los inventores del fútbol decidieron dar un paso adelante en aras del espectáculo. A partir de esa temporada, en la Liga Inglesa, los dos puntos por partido ganado pasarían a la historia incrementándose el botín a los tres. El objetivo principal era favorecer el juego de ataque y con ello el espectáculo.
Como cualquier nueva medida disruptiva no gozó de unanimidad. De hecho, sus detractores argumentaban que justo los equipos que se adelantaran en el marcador pasarían a una defensa férrea del resultado volviendo al problema inicial. Sin embargo, poco a poco otras Federaciones fueron uniéndose al nuevo puntaje junto con la FIFA que decidió utilizarlo en la fase final del Mundial de Estados Unidos. Asimismo en esa misma temporada UEFA implantaría también la medida.
La Liga española lo haría un año más tarde siendo llamativos los resultados en la primera jornada de aplicación. De los once encuentros disputados en la Primera División, hubo cuatro victorias visitantes y cinco locales con el único empate del Betis-Mérida. El primer campeonato liguera con la nueva puntuación fue a las vitrinas del Atlético de Madrid de Radomir Antic quien conseguiría su famoso doblete Liga/Copa.

El efecto de los tres puntos
Tras casi 30 años desde su implantación los datos son reveladores. Pese a que en un principio hubo una ligera reducción de empates, la medida no supuso un auge en la búsqueda de la victoria. De hecho, en un estudio realizado por datacy.es se observa como los tres puntos en el fútbol ni trajeron más victorias ni provocaron más goles. Más bien todo lo contrario.
Desde la temporada 1928/29 hasta la 1994/95 se disputaron en la Liga española 15.771 encuentros de los cuales el 22,85% terminaron en empate con una media de 2,95 goles por partido.
A partir de la aplicación de los tres puntos en la 1995/96 a la temporada 2017/18 se jugaron 8.904 partidos de los cuales el 25,12% terminó en tablas con una media de 2,7 goles por encuentro.
Pese a lo llamativo del resultado, es difícil asociarlo con la implantación de los tres puntos en el fútbol, o al menos únicamente con esta medida. Pueden existir otros elementos, como por ejemplo la diferencia presupuestaria entre los equipos, que incentiven sistemas más defensivos y por ende más igualdad en el marcador.
En definitiva, la apuesta por los tres puntos en el fútbol parece aparentemente una medida con una eficacia discutible. Sin embargo, a día de hoy nadie la discute y parece que estará con nosotros muchos años más.
Quizás se deberia pensar en nuevas formas de puntuación que castigaran el cerocerismo y/o valorar los empates de forma diferente para el equipo local y visitante,quizás.
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No se pueden comparar los años 30 (con una media superior a los 4 goles por encuentro) con la primera mitad de los años 90 (de 1990/91 a 1994/95 hubo 2,44 goles por partido). Con la introducción de la medida, la media pasó a ser durante el lustro siguiente (1195/96 a 1999/2000) de 2,67 goles, media que se mantuvo un lustro más. Desde la implantación de la medida la media por temporada ha oscilado entre 2,46 y 2,94, siempre superior a la media de los 10 años anteriores a la medida.
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No considero que se pueda relacionar la caída porcentual a la innovación en el botín por partido ganado, considerando los grandes cambios estratégicos que hubieron entre una época y otra.
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