«Éste es el final, hermosa amiga,
Éste es el final, mi único amigo Matrix,
El final de nuestros elaborados planes.
El final de todo lo que está en pie».
The End deThe Doors
Ya nadie se acuerda, pero muchos años antes del fútbol a la carta, ése en el que puedes comenzar a ver el fútbol el viernes por la noche y acabarlo el domingo, casi ya lunes, sin perderte nada de lo que ocurra en la Liga, todos los domingos vivíamos un fenómeno radiofónico que hacía que el último día de la semana, durante 2 horas, viviéramos en una montaña rusa de emociones futbolísticas en forma de pitidos y conexiones con todos los campos donde algo importante había pasado, se daba un momento de tensión entre que sonaba el pitido y se gritaba gol hasta que sabías donde se había producido que hubiera firmado el mismísimo Hitchcock, pero lo peor venía después, desde que decían que el gol había ocurrido en el campo donde jugaba tu equipo y tenías un 50% de probabilidades de que fueran buenas o malas noticias…

Tengo un domingo, muy cristalino en emociones pero menos en datos concretos, en mi mente en el que volviendo por la tarde por una carretera angosta, llena de curvas después de haber comido en la sierra, la radio no me dejaba pensar en mis cosas de niño o preocuparme por el examen que tenía al día siguiente, porque todo el tiempo había goles, cosas interesantes, mi equipo no acabó 0-0 y jugaba fuera (creo recordar que en Sarriá), si hubiera jugado en casa lo hubiéramos vivido en el campo mi padre y yo, en un Sanchéz Pizjuán sin tanta plata en sus vitrinas.

La semana pasada vivimos algo muy parecido, todo jugándose a la vez y enterándote a tiempo real mientras los puestos bailaban, las clasificaciones europeas y el descenso hacían soñar y tener pesadillas en cuestión de minutos y donde la esperanza animaba y la realidad golpeaba con la misma fuerza. Entiendo que los intereses económicos hagan imposible que esto se repita más allá de dos veces al año, una en este caso, ya que esta última jornada se han inventado lo de los bloques para que no todo ocurra en dos horas perdiéndose esa sensación de emoción e intriga que sólo se da en el caso de que todos estemos a la vez luchando en las mismas circunstancias, una pena…

Pero volviendo al principio, a la canción, ya hemos llegado al final, esto se acaba una temporada más, una, además, sin mundial en verano, de nuevo, por los intereses económicos… lo que hace que sea un final más final que otras veces, un adiós más largo. Yo, pensando en esta época de la temporada me viene a la cabeza un recuerdo (sí, debe ser que estoy melancólico) de estar en el metro de Madrid hace muchos años, esperando un tren que me llevara a mi destino al principio o al final del día. Era un año que significaba el final de una etapa y, como siempre, eso traía consigo que también fuera el comienzo de una nueva. Allí estaba yo, mientras ponía dos minutos en rojo en los luminosos, fijándome en los anuncios (deformación profesional) de los laterales de las paredes del andén donde se anunciaba la tercera, y parecía que película final de la saga, de Matrix, Matrix Revolutions y donde, a la imagen de los protagonistas, había diferentes posters, siempre le acompañaba un titular que rezaba: “TODO PRINCIPIO TIENE UN FINAL”(en el póster venía en mayúsculas).
En realidad, en aquel momento no nos podíamos imaginar que unos 18 años después habría una cuarta parte llamada Matrix Resurrections (y que por este motivo y a modo de homenaje realicé una pieza el año pasado en Taurus), aunque tiene sentido porque al final todo continua como en el fútbol, nada termina de irse y si acaba siempre tenemos la certeza que habrá un nuevo comienzo. La frase del anuncio de la película, en principio, puede parecer una obviedad, pero estaba bien pensada, primero por lo que desvelan de Matrix y el “Elegido” y su importancia en el sistema o realidad de Matrix, en la segunda película (sin spoilers) y después, porque era un gran reclamo para todos aquellos que queríamos saber cómo podría acabar esa guerra de la humanidad contra las máquinas cuatro años después de descubrirla en la primera Matrix.

Esto, está ocurriendo en nuestro fútbol, tras 38 jornadas, lo que tuvo un principio en el verano de 2021 termina este fin de semana, en la primavera de 2022, un final sin muchas sorpresas, con la emoción siempre alejada del título y con mucho más interés cuanto más te alejas de los primeros puestos, pocos giros respecto a otras temporadas, por lo que, quizás, habría que revisar algunas cosas y hablar con los guionistas y el director, ya que en toda la historia solo 9 equipos han conseguido el título de liga y donde los dos grandes, Real Madrid y Barcelona, han conseguido más de tercios del número total de títulos disputados ellos solos, y donde si sumas al Atlético ya subimos al 75% de los títulos en dos ciudades y tres equipos. Sin entrar a valorar los motivos, me gustaría ir un paso más allá que aquel titular de Matrix Revolutions, que de verdad hubiera una revolución en nuestro fútbol, en la Liga y poder ponerle de titular a cada temporada: Todo principio tiene un final inesperado.
Si,ojalá en un futuro no lejano,porque de ser lejano no lo disfrutaría yo,podamos tener un final inesperado y lleno de emociones que además rompa con el duopolio de la competición liguera,para que esta se abra al disfrute de otras aficiones menos numerosas pero por eso y por poder saborear menos éxitos,más apegadas,más fieles,orgullosas de los suyos y más cercanas,ojalá,porque además alejaría un tanto al fútbol de los intereses económicos y mercantilistas y ayudaría a sus principios románticos, ligados a sentimientos más profundos y genuinos, que los viejos roqueros de este deporte echamos de menos.Ojalá.
0