Ayer se cumplieron quince años de aquel gol con el que la zurda de diamante, Antonio Puerta, metía al Sevilla F.C. en su primera final de Europa League, cambiando para siempre el devenir del club. Y aunque muchos aún recuerdan al malogrado jugador sevillano, sólo algunos se paran a pensar en el equipo que sufrió tal zarpazo. Hablamos del Schalke 04, un club al que ahora le preocupa mucho más otra efemérides, la de su primer descenso tras treinta años consecutivos de presencia en la Bundesliga.
Campeón de la extinta Copa de la UEFA, alternativa a Bayern y Dortmund en el siglo XXI, equipo temido en las fases finales de la Champions League de la última década… muchos aún se preguntan qué ha sucedido para que el club de Gelsenkirchen esté sufriendo semejante decadencia. Desde estas líneas intentaremos explicar cómo el conjunto minero ha pasado de disputar una semifinal de Champions League a descender a segunda división con cuatro jornadas de antelación.
Cualquier tiempo pasado
Para entender la dimensión del declive, debemos acudir a mediados de la década de las 90, punto de partida del club exitoso al que reconocen los millenials. Porque aunque los mineros volvieran a la élite en 1991, no es hasta la 95-96 cuando las piezas empiezan a encajar y a augurar un buen trayecto, auspiciado por un paralelo saneamiento económico. Su tercer puesto en dicha campaña se vio refrendado con la gloria de levantar la desaparecida Copa de la UEFA. Eran los llamados eurofighters, un equipo ultradefensivo en el que destacaban Jens Lehman bajo palos, el rudo central Thomas Linke y el internacional holandés Youri Mulder en punta.

Aunque el mayor esplendor de los blanquiazules llegó con el nuevo siglo, cuando los de Gelsenkirchen se convirtieron en habituales de la Champions League. No obstante, el impulso definitivo se logró con el fichaje del mítico Raúl, que se resarcía así de sus amargos últimos años blancos. Con el español, escoltado por Neuer, Rakitic y Huntelaar entre otros, los mineros se quedaron a un paso de la gran final continental y alzaron su última copa alemana. Tal fue el recordado paso del madrileño por los del Ruhr, que acabaron retirando el legendario siete.
El origen del mal
Si tenemos que situar un punto de partida en la deriva que ha llevado al Schalke 04 hasta el descenso, éste se fijaría en la temporada 2018-19. En ese curso, los mineros acabaron en una mediocre 14ª plaza, hecho que contrastaba drásticamente con el subcampeonato logrado en la campaña anterior. Y de elegirse un momento concreto, el 7-0 endosado por el Manchester City en la vuelta de octavos de Champions League sería claro candidato. Tras el ridículo, alimentado de una peligrosa racha de derrotas en la Bundesliga, Mauricio Tedesco fue sustituido en el banquillo por Hub Stevens.
Una de las causas se situó en la devaluación de una plantilla de la que habían salido en verano jugadores tan importantes como: Tilo Kehrer, Leon Goretzka, Max Meyer o el capitán, Benedikt Höwedes. Para suplirlos, llegaban jugadores que, aún sumando una cifra mayor en traspasos, no estuvieron a la altura de éstos. Son los casos de Suat Serdar, Sebastian Rudy o el español Omar Mascarell, los dos primeros incluso salieron cedidos al año siguiente. Desde entonces, la política de fichajes se ha centrado en incorporar a jugadores libres o cedidos.
Deudas y negligencias
Es consabido que en el fútbol actual la economía juega un papel preminente. De ahí que la mala gestión deportiva que ha desarrollado el club de Gelsenkirchen pueda achacarse a su negligente situación financiera. Aunque en estos casos nunca se sabe qué fue antes, si el huevo o la gallina. Puesto que al no clasificarse en la 2018-19 ni en la 2019-20 para competición europea, en esta última debido a una racha final de 16 partidos sin ganar, el Schalke 04 ha visto mermar considerablemente sus ingresos hasta cifrarse su deuda en 197 millones de euros. Este hecho, unido a la crisis mundial derivada de la pandemia, sitúa al equipo blanquiazul en una delicada posición de cara al futuro.
Por si fuera poco, la planta noble tampoco ha estado a la altura de las circunstancias. El pasado verano, Clemens Tönnies, acabó dimitiendo de la presidencia tras una gestión de 19 años culminada por un período nefasto. Un mandatario que ya tuvo que abandonar el cargo durante tres meses por declaraciones racistas y que acabó grangeándose la enemistad de toda la afición minera. Su sucesor, Alexander Jobst, con pasado en el Real Madrid y la FIFA, ya ha anunciado su marcha a final de curso, por lo que le espera un difícil reto a quién se atreva a dar el paso.

En definitiva, éste ha sido el análisis de un descenso que lleva forjándose desde hace años tanto en lo deportivo como lo institucional. El ocaso de un grande del fútbol alemán y, por ende, europeo ¿Volverán los mineros a una Champions League? ¿Volverá Gelsenkirchen al mapa del fútbol de élite? Es tiempo de pico y pala.
Nosotros, los que gustamos del Sevilla y amamos el fútbol sentimos este descenso del equipo minero porque desde la gesta de Antonio Puerta, y la caballerosa actitud del club derrotado, se creó una simpatía entre clubes y aficiones que ha venido perdurando hasta la actualidad .Esperamos que sepan y puedan volver a la élite el próximo curso
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