Ya es oficial, Ronald Koeman ha dejado de ser entrenador del FC Barcelona. Termina una etapa triste en lo deportivo cuyo último acto se dio ayer en Vallecas. Como colofón, una nueva rueda de prensa con cero autocrítica y, otra vez, poniendo en duda el nivel de la plantilla. Se marcha Koeman en la que sin lugar a dudas es la mejor decisión para todos.
Lo es para el propio Koeman que dejará de sufrir en cada partido y se llevará una indemnización de 12 millones de euros (último legado de Bartomeu). Lo es para Laporta porque puede empezar un proyecto nuevo, su proyecto, con un entrenador en el que confíe. Lo es para el club porque tendrá la posibilidad de cambiar una tendencia que le llevaba directo a quedar fuera de puestos Champions con el consiguiente agujero económico. Y lo es para los culés porque, si como todo apunta llega Xavi, volverán a ver a un Barcelona reconocible.
Cuesta sacar algo positivo del tiempo de Koeman en el Barcelona. Sí, aceptó el cargo cuando todos los entrenadores de Europa dejaban sonar el teléfono al ver el número de la calle d’Arístides Maillol. El Barcelona era un solar y sólo Koeman aceptó el reto. Visto en perspectiva quizás lo hiciera por ser consciente de que sólo en una situación como ésta su nombre estaría en el banquillo. La cuestión es que lo hizo y eso es de agradecer.

A partir de ahí todo han sido despropósitos. Mayoría de partidos planos hasta el punto de que Koeman se marcha y el aficionado no sabe qué idea tenía el holandés. Cambios continuos de sistema, jugadores condenados al ostracismo (Riqui Puig o Umtiti), o jóvenes desaparecidos del once tras un error y posterior reprimenda pública del entrenador (Nico contra el Atlético de Madrid).
Muchos dirán que Koeman deja un legado de jóvenes del que se aprovechará el que venga. Lo cierto es que en mi opinión, su principal mérito es haber apostado por Pedri. El resto de canteranos terminaron en el once por mera casualidad. Lesiones de titulares y suplentes que hicieron echar mano de la cantera o cambio de sistema y «toque de atención» por parte del presidente. Hay casos como Demir que de titular en dos partidos pasó a no jugar ni un minuto en los cinco siguientes. Asimismo no hay que olvidar que la crítica situación económica del club hizo posible que peticiones como Wijnaldum no llegaran a Can Barsa y por consiguiente cortaran la progresión de algunos de estos talentos.
En fin, no es cuestión de seguir haciendo leña del árbol caído sobre todo porque, como decían sus defensores como único argumento, se trata de una leyenda del barcelonismo. Toda la suerte para Koeman y que disfrute del golf.
Ahora a esperar quien ocupa su lugar porque, aparte de la cuestión económica, hay que ver quién está dispuesto a ocupar un banquillo tan exigente cuando la disponibilidad de jugadores es la que es.Creo que el perfil debería ser de un buen profesional que sepa hacer crecer a los jugadores jóvenes y tener paciencia y aguante porque estos jugadores necesitan tiempo y aislamiento del ambiente enrarecido que rodea ahora al Barcelona.
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