Como todo niño, empecé muchas colecciones de cromos todas ellas relacionadas con el fútbol- Entre ellas se encontraban por ejemplo la de Oliver y Benji a 15ptas el sobre que compraba religiosamente todas las tardes en el kiosco de al lado de la casa de mis padres. O cómo no, las típicas de cada temporada que comenzaban meses antes de que rodara el balón con unas plantillas que poco se asemejaban a las que empezarían la competición. Pero eso no era problema, ya que estaban los “coloca” o, posteriormente, las páginas al final del álbum para los últimos fichajes.

Sin embargo, de todas ellas solo hubo una que logré terminar, una a la que por tanto le tengo un cariño especial y aun guardo como oro en paño. La terminé porque pude pedir que me enviaran por correo los 30 últimos cromos que me faltaban, aquellos que el que los tenía en el colegio sabía que podía pedir a cambio absolutamente lo que quisiera. Esta colección fue la que lanzó Panini para el Mundial de Estados Unidos en 1994. Ahí se podían ver a los Maradona, Zico, Caniggia o Milla resistiéndose a abandonar los terrenos de juego. También teníamos a la sorprendente Suecia de un Henrik Larsson con pintas de rastafari o a la gran Bulgaria de los Stoichkov, Penev y compañía.
Por lo que respecta a España, Javier Clemente, fiel a su manera de concebir el fútbol, llenó la selección de centrales reconvertidos algunos de ellos a mediocentros entre los que se encontraban Nadal, Alkorta, Hierro, Abelardo o Voro.
Fue un Mundial donde Tasotti rompió la nariz de Luis Enrique y al mismo tiempo los sueños de todos los españoles que nos veíamos ya por primera vez en unas semifinales. Fue un Mundial que al contrario de todo el mundo, para mí tiene un recuerdo agradable y es que por fin pude terminar mi colección.
Escrito por Jesús Segura Rueda
– Talavera de la Reina –