Ni los videos ni los artículos que circulan por Internet mitigan el coraje que siente uno en primera persona por no haber podido disfrutar de algunos futbolistas que no fueron contemporáneos a mi tiempo. Uno de ellos es el protagonista de hoy, que aunque coincidiera con mis primeros años de vida, me pilló demasiado pequeño para recordarle.
Hablamos del gran jugador brasileño Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira. El nombre es peculiar, como casi todo lo que rodeaba a este mágico futbolista: su diminuto número de pie (37) para la estatura que tenía (1’92 metros), su formación universitaria (era médico), su compromiso político en contra de la dictadura militar de Brasil (1964-1985) y, como nota triste, su adicción al alcohol, que terminó provocándole la muerte por cirrosis hepática hace justo hoy siete años.
Botafogo FC, SC Corinthians, ACF Florentina, CR Flamengo y Santos FC fueron sus equipos durante su carrera profesional, ganando tres Campeonatos Paulista y un Campeonato Carioca. Fue elegido en 1983 Futbolista Sudamericano del Año e intentó dar el salto al fútbol europeo en aquellos años en los que la Liga Italiana era un caladero de los mejores jugadores del Mundo.

La misma temporada en la que él llegó a Florencia fichó Diego Armando Maradona por el SSC Napoli, Karl-Heinz Rummenigge por el Inter de Milán y Michel Platini jugaba en la Juventus FC. Sirva solo estos tres detalles para que se hagan una idea del nivel del Calcio de la década de los ochenta. El esplendor de la Serie A era incontestable y, sin género de dudas, podemos afirmar que era la mejor liga del mundo.
Por supuesto, Sócrates fue internacional con Brasil, disputando 60 partidos con la selección brasileña, a la que defendió en los Mundiales de España y México. En el Mundial disputado en nuestro país, Sócrates formó parte de un histórico equipo. Dirigidos por Telê Santana, Sócrates, Zico, Falcao y compañía deleitaron a todos los aficionados con un juego muy vistoso, alegre, ofensivo y lleno de genialidades.
Quizá fuera el mejor conjunto de ese campeonato, pero en una calurosa tarde de julio en el viejo estadio de Sarriá, un hat-trick de Paolo Rossi le privó de ganar una Copa del Mundo que probablemente merecían. La rocosa, competitiva y práctica Italia acabó con el sueño brasileño. En ese partido, Sócrates logró el primer tanto de Brasil, que supuso el empate a uno momentáneo, con una elegante definición ante Dino Zoff tras una maravillosa jugada y asistencia de Zico.

Él no consiguió ganar un Mundial pero sí lo hizo su hermano pequeño. Raí Souza ganó el Campeonato del Mundo de 1994 en un equipo muy distinto al de 1982. Menos atractivo y vistoso pero mucho más contundente y eficaz. Sólido en la defensa y en un centro del campo que formaban Dunga, Mazinho y Mauro Silva y certeros en la delantera con la chispa y los goles de Bebeto y Romário.
Quiero morir un domingo y con el Corinthians campeón.»
Sócrates murió el 4 de diciembre de 2011 (domingo), esa tarde, el equipo de sus amores se proclamó campeón de Liga
Elegante, mágico, talentoso e imprevisible son los adjetivos que mejor le vienen a la forma de jugar de Sócrates. A eso hay que añadirle un carisma superlativo y una fuerte personalidad que siempre ponía al servicio de sus equipos. Un genio del balompié, un auténtico artista del fútbol con una mente privilegiada y con la suficiente valentía y honradez como para plantarle cara al poder dictatorial que gobernaba Brasil.
Sócrates utilizó el deporte rey para que los brasileños lucharan por la democracia. Creó junto a otros compañeros del SC Corinthians la llamada Democracia Corinthiana, que consistió en establecer un sistema democrático de gestión del club brasileño, con la participación de jugadores, técnicos, empleados… Esta original forma de gestionar un club generó movilizaciones importantes en la sociedad brasileña, que perdió el miedo a reivindicar sus derechos.
Me imagino que hoy pondría el grito en el cielo y su protesta y repulsa habría sido memorable al comprobar como Ronaldinho, Rivaldo, Cafú o Kaká entre otros, han apoyado a Jair Bolsonaro, actual Presidente de Brasil, que defiende un discurso político racista, homófobo y nostálgico de la dictadura militar contra la que luchó el doctor, activista y futbolista Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira.