El Sevilla, cuarto clasificado de la Liga, equipo que encadena tres participaciones seguidas en Champions League, se vio forzado hace unas semanas, para cuadrar sus cuentas, a vender a (por ahora) uno de sus centrales titulares. Lo paradigmático del caso es que el comprador es el decimocuarto de la Premier: el Aston Villa. No busquen razones deportivas, Diego Carlos se marchó porque verá su ficha prácticamente triplicada.
A raíz de esta venta y del fichaje de Boubacar Kamara que prefirió ir también al Aston Villa antes que al Atlético de Madrid, son muchas las voces que claman por la progresiva y aparentemente irremediable devaluación que está sufriendo la Liga. Son varios los factores que afectan a una bajada de nivel o, quizás sea más adecuado hablar de una pérdida de atractivo.
Por un lado tenemos el control financiero. Tebas, en la que fue una de sus medidas estrellas al llegar al cargo de presidente de la Liga decidió sanear las cuentas de los clubes de Primera y Segunda División. Cuentas que estaban en la mayoría de los casos con deudas preocupantes principalmente con la Seguridad Social. Posteriormente vino el manido Fair Play de la UEFA que compara ingresos y gastos para a partir de ahí permitir a los clubes hacer fichajes. Hasta aquí todo parece correcto, el problema es cuando se pretende ser «más papista que el Papa» exigiendo más allá de lo que tanto la normativa europea como otras ligas piden a sus clubes.
Cualquier aficionado quiere un fútbol sano que no se endeude con un dinero que no ha cobrado, sin embargo la realidad es que para crecer es necesario invertir y no parece muy lógico desde un punto de vista contable que si un club mañana ingresa 100 millones de euros de un patrocinador éste dinero no se pueda utilizar para compensar el Fair Play. Es necesario encontrar un término medio.

Los clubes Estado. Esta cuestión afecta principalmente a los dos grandes del fútbol español que ven como Manchester City y PSG, respaldados por Emiratos y Qatar respectivamente, tienen pase VIP en cuanto a lo que a controles de sus ligas se refiere. Un pase que se extiende a la UEFA probablemente como castigo indirecto a los instigadores de la fallida Superliga.
El reparto televisivo en nuestra Liga es bastante mejorable. Mientras que en la Premier, la actual mejor competición doméstica europea, todos los clubes reciben prácticamente lo mismo, en nuestro país se tienen en cuenta tres factores condenando uno de ello a los equipos más modestos. A saber: un 50% se reparte a partes iguales entre los clubes de Primera División, un 25% en función de los resultados deportivos de las últimas cinco temporadas (teniendo más peso las últimas) y el 25% restante por implantación social (abonos, taquillas, audiencias, redes sociales…). Ahí es donde radica la mayor diferencia, pues beneficia claramente a los grandes clubes.


La carga impositiva y las traba burocráticas en España son otros impedimentos que no ayudan precisamente a que la inversión en clubes de nuestro país sea atractiva. Si a esto le sumamos el que los accionariados de los clubes están muy diseminados, la dificultad de hacerse con el control de un equipo es bastante complicada. Por ello las aficiones de la piel de toro han tenido que sufrir casos como el de Dmitri Piterman en el histórico Racing de Santander o en el Alavés, Quique Pina en el Murcia o el jeque Al Thani en el Málaga. Aquí llega de lo mejorcito.
En definitiva, parece que la Liga está perdiendo cada vez más terreno con la Premier. Hemos dejado de ser un campeonato atractivo, o al menos de serlo como en la época dorada. Es el momento de que dirigentes de clubes y de la Liga se sienten para dar un impulso a una competición que debe volver a reinar en Europa.
Es evidente que en el fútbol actual,perdiendo cada vez más su halo romántico,lo que prima es el dinero y en LaLiga por varias causas,aunque el reparto televisivo es la más importante,estamos perdiendo por goleada,por ahora de cara a la Premier, y aunque deportivamente aguantamos, la creciente debilidad competitiva nos irá pasando factura y seguiremos bajando escalonesEl ejemplo de lo ocurrido en el Sevilla con el traspaso De Diego Carlos,cuyos emolumentos imbatibles para las posibilidades del club, lo han encandilado y sobrepasado,de forma que renuncia al prestigio de la Champion por el money,money,money.
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Muchas gracias por tu comentario Fernando, efectivamente para mí la Liga está perdiendo claramente la batalla con la Premier. El dinero trae mejores jugadores lo que hace, en principio, equipos más competitivos y una Liga más atractiva. Veremos si clubes y Tebas encuentran una solución aunque primero han de reconocer el problema. Un saludo.
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