El 3 de junio del 2019, João Félix llegaba al Atlético de Madrid procedente del Benfica a cambio de 127,7 millones de euros. Una apuesta arriesgada por un joven de 19 años al que vendían como uno de los mayores talentos que había dado el fútbol portugués. Su valor de mercado a día de hoy, según la web especializada Transfermarkt, es de 70 millones. En otras palabras, las lesiones y la falta de confianza de su técnico han provocado, en apenas tres temporadas, una devaluación de casi el 55%.
Esta depreciación no es producto de un acontecimiento extraordinario sino de un proceso lento que termina con tener al fichaje más caro de la historia del club fuera del terreno de juego. Los números son simplemente decepcionantes, en tres campañas el Menino de Oro ha participado en 79 partidos disputando en total 4.400 minutos o lo que es lo mismo una media de 55,7 minutos por partido. Es decir, un rol claro de jugador que es la segunda opción. De hecho la temporada en la que menos está contando menos es concretamente esta.
El Atlético de Madrid comenzó el campeonato de Liga con muchos altibajos. A una debilidad defensiva nunca antes vista en un equipo de Simeone se unía un portero que había dejado de hacer milagros y una delantera que, con la desaparición de Luis Suárez, no era precisamente muy resolutiva.

Algo había que cambiar y el Cholo comenzó a tomar decisiones basadas principalmente en dos criterios. Por un lado, darle oportunidades a quienes en mejor estado de forma se encontraban, el clásico jugadores por encima de nombres. Por otro, probar algo nuevo dando oportunidades a jugadores hasta entonces relegados a un papel secundario. Y ahí entró en escena João Félix.
Los efectos no se han hecho esperar. El talento portugués encadena partidos de mérito fruto de una, todavía débil, continuidad de la que apenas disfrutó desde su llegada en 2019. João es un genio, un jugador por momentos indolente pero dotado de unas capacidades de las que no se entrenan. Esto no casa a priori con un entrenador que busca guerreros por encima de estilistas. Hasta que la situación te lleva a tener que apostar por lo que tu naturaleza te llama instintivamente a rechazar.
En el caso del Atlético, el punto de inflexión fue la derrota en Liga contra el Levante UD en casa. Ese día, la posibilidad de quedar fuera de puestos Champions League pasó de remota a real. Y esto son palabras mayores ya que la clave del éxito del club colchonero, y la razón por la que ha crecido hasta convertirse en uno de los grandes de España, no es otra que la de jugar año tras año la máxima competición europea con la consiguiente inyección económica que ello supone.
En resumen, Gil Marín y Simeone vieron las orejas al lobo y a partir de aquella noche, el Atleti ha encadenado siete victorias y un empate en los ocho partidos siguientes. Y gran parte de este éxito lo tiene el portugués. Los habrá, incondicionales del argentino, que sostendrán la gestión excelente del argentino moldeando al imberbe talento pero lo cierto es que Simeone ha necesitado tres temporadas para descubrir a João Félix.
De todas formas el rendimiento de Joao Felix tiene que ir ligado al funcionamiento del equipo,pues aunque un partido determinado se pueda echar el equipo a las espaldas,lo habitual,lo más frecuente salvo para el jugador con la vitola de genio ,como Messi,es que aunque puedas sobresalir necesite del resto de sus compañeros para hacer un papel determinante.
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