Son incontables las veces en las que los directores de cine nos engañan con una escena sobre el desenlace de la película y nos hacen caer en la trampa de creer que esa escena significa el final del film. Uno se acomoda en su butaca, se perfila para salir, pero tenemos que acomodarnos nuevamente para ver lo más importante de una película cuando uno la está terminando de ver: el final. Por lo general, se utilizan recursos como un plano general, un diálogo emotivo, una pantalla negra, pero los créditos todavía no aparecen.
En algunos casos, la película sigue durante veinte minutos más, pero en otros se limita a reproducir una pequeña escena de cierre, la cual no tiene mucha importancia en la trama. Lo cierto es que, salvo en películas de Pixar, nos debemos levantar de nuestras butacas y retirarnos una vez que empezaron a rodar los créditos.
La generación de jugadores de la Selección Argentina que jugó tres mundiales (algunos de ellos participaron cuatro veces de la Copa del Mundo) quiere seguir formando parte del plantel. Después de la vergonzosa actuación en Rusia 2018 (con dos derrotas, un empate frente a Islandia y una ajustada victoria frente a Nigeria) se dió un consenso general entre fanáticos del fútbol, jugadores y periodistas.
Este consenso consistía en que había un final de ciclo para muchos jugadores que venían formando parte de la Selección Argentina hace más de siete años. Javier Mascherano, por ejemplo, confirmó que se retiraba del fútbol internacional luego de la eliminación a manos de Francia, lo mismo hizo Lucas Biglia. Otros no dieron por finalizada su etapa, como Ángel Di María o Sergio Agüero, quien declaró que cuando lo convocaran él se iba a presentar en Ezeiza, ciudad donde la AFA posee el predio para selecciones.

Lo cierto es que la Selección Argentina parecía desarmarse para crear cimientos nuevos basados en las futuras generaciones y con Qatar 2022 como horizonte. En un país donde el fútbol se vive con una pasión enorme y donde existe la creencia de que los argentinos somos especiales en todo y estamos a la altura del resto de los países de élite, llevar veintiséis años sin levantar una copa es un número que la sociedad futbolera mataría por llevarlo nuevamente a cero. Durante las tres fechas FIFA dirigió Lionel Scaloni, que reemplazó al irreconocible Jorge Sampaoli, y convocó una nueva camada de futbolistas.
En un proceso de reconstrucción, Scaloni tuvo la oportunidad de probar talentos nuevos, comenzar a diagramar un esquema para la Copa América 2019 y darle roce internacional a jugadores que no están acostumbrados a otro tipo de partidos. Durante meses se habló poco y nada sobre Los 4 Fantásticos (Agüero, Di María, Messi e Higuaín) y comenzó a saborearse lo nuevo de la selección. Si bien puede significar una irresponsabilidad poner al mando de un equipo a un hombre sin experiencia, los momentos de transición quizás son delicados y no habría que arrojar diagnósticos hasta que se dispute el primer torneo oficial.
En las fechas FIFA aparecieron caras nuevas, frescura. Debutaron futbolistas como Gerónimo Rulli, Giovanni Simeone, Santiago Ascacibar, Franco Vázquez y Franco Cervi. También aparecieron jugadores del medio local: Gonzalo Martínez y Exequiel Palacios (River Plate), Renzo Saravia (Racing), Matías Vargas (Vélez) y Alan Franco (Independiente), Leonel Di Plácido (Lanús), entre otros. Algún conocedor de estos jugadores sabe que son jóvenes y tienen futuro.

El grupo de caras nuevas de la Selección Argentina no presenta jugadores de primera línea en la mitad de la cancha: Lo Celso aún se está asentando y parece haber encontrado su lugar en Betis, Leandro Paredes se incorporó a PSG en el último mercado de fichajes, Exequiel Palacios sigue en River Plate y Gonzalo Martínez acaba de sumarse al Atlanta United de la MLS. Después de años de jugar con Mascherano, Banega y Biglia, la Argentina deberá tener humildad y reconocer que ya no es el súper equipo que era cuando jugaban Los 4 Fantásticos y sus secuaces.
En la delantera, en cambio, hay futbolistas como Paulo Dybala, Mauro Icardi y Lautaro Martínez, que son de primer nivel y juegan en lo más alto del fútbol italiano.
Si bien es cierto que Los 4 Fantásticos son jugadores de primera línea (Agüero es goleador de la Premier y juega en el equipo campeón; Messi, bueno, es Messi; Di María es titular en el mejor equipo de Francia; e Higuaín nunca estuvo en un equipo de segunda línea en Europa: Real Madrid, Napoli, Juventus, Milan y Chelsea), su relación con la selección parece haber sido desgastada. La carga de haber perdido tres finales (Brasil 2014, Copa América Chile 2015 y Copa América Estados Unidos 2016) todavía pesa a la hora de jugar e influye en el aspecto psicológico. Quizás en ese sentido la juventud corre con ventaja.
Este proceso de reconstrucción duró seis meses. Las nuevas caras jugaron y parecía encaminarse un nuevo ciclo histórico. Pero trascendió en los medios argentinos la noticia de que Scaloni se reuniría con Agüero, Di María y Messi y hasta podría sumarse a la selección Lucas Biglia. Convocar a los futbolistas que no quería presentarse a las fechas FIFA luego de Rusia 2018 sería una irresponsabilidad futbolística. La noticia viene acompañada por un ingrediente que enojó a gran parte de la sociedad futbolera: se sumarían para la Copa América. Es decir, el equipo de caras nuevas jugaría los amistosos y luego se sumarían cuatro o cinco jugadores que tienen que sí o sí estar en el once titular durante el torneo continental, sin preparación previa y desarmando todo el proceso de transición hacia una nueva selección argentina.

Si se quieren aprovechar jugadores de primera línea, lo que debería hacerse es acoplarlos a un sistema que ya viene constituido. Realizarlo durante una competición que te elimina si no ganas dos partidos es peligroso, y más para un país que no grita campeón hace veintiséis años. Entonces Messi, Agüero y Di María deberían presentarse en marzo a jugar contra Venezuela y Marruecos. Si se sumaran en la Copa América sería un capricho que afectaría a su imagen y al funcionamiento del equipo de Scaloni.
Como en las películas, en Argentina creímos que esta historia estaba terminada. Ya habían pasado los créditos y se había relanzado una segunda parte con nuevos actores. Pero a ese elenco de actores se suman los mismos de la primera película, que llevábamos cuatro años viendo y que ya no queremos volver a ver. Muchos están atónitos con esta situación. Otros, se resignan: “La Selección dejó de importarme cuando se fue Sabella”. Pero todos, al mismo tiempo, nos preguntamos cada vez que aparece un periodista poco inteligente en el canal de deportes más visto del país hablando de los actores que aparecen nuevamente. No podemos creer la continuidad de la película.
Nuestra pregunta es: “¿Sigue?”