Como entretenimiento, se ha rodado y escrito como religión. Algunos dicen que es una droga. Algunos lo tachan de mera distracción política. Otros lo ven como una terapia, otros como una droga. Culpable de muchos males, cura para un par de ellos. Al fútbol le han puesto muchas caras.
David Serrano nos entregaba una visión futbolística de la vida, fútbol como único refugio posible para la crisis de los treinta. Días de fútbol fue una de las sorpresas del año 2003, llegando a estar nominada a cinco Goyas: Mejor Actor Principal, Mejor Dirección Novel, Mejor Actriz Revelación, Mejor Actor Revelación y Mejor Montaje. Logró finalmente el de Mejor Actor Revelación para Fernando Tejero.
Los aciertos de esta ácida comedia son muchos. Por un lado, sus logrado reparto cargado de talento: Ernesto Alterio, Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Natalia Verbeke, María Esteve, Fernando Tejero, Secun de la Rosa, Roberto Álamo, Javier Gutiérrez y Antonio de la Torre. Todo un equipo titular y secundario de garantías.
Por otro, David Serrano es un guionista nato lleno de originalidad. Tiene un toque especial para unir lo paródico y lo social en esta película que hizo pensar a muchos que era una comedia menor. Como prueba de su arte narrativo queda la rompetaquillas El otro lado de la cama, gran parte de su equipo está en Días de fútbol, y la infravalorada Días de cine.

Jorge tiene 30 años y su vida queda lejos de ser la que el quisiera. Acaba de salir de una relación y su trabajo no le llena. Como sus amigos Antonio, Miguel o Carlos, está en proceso de querer cambiar. La locura que se les ocurre para subir su autoestima es juntar al equipo que tenían antaño y ganar un trofeo de fútbol 7. Sólo hay un inconveniente: su estado de forma queda lejos de aquel que tenían siendo chavales.
Pasando por el filtro del humor, Serrano acierta en apostar por el drama como guía de este equipo condenado al desastre, pero necesitado como ninguno de una victoria. Bien es cierto que en sus dos horas tiene algunos momentos flojos, pero no se hace pesada en ningún momento. Son pocos los instantes que sobran a la cinta. La escena del taxi, la llegada del personaje de Fernando Tejero, la escena más gamberra del restaurante, nos sacarán la carcajada. Hay que reírse en estos tiempos.
El paro, el amor, el no lograr alcanzar los objetivos que nos habíamos propuesto en juventud, la amistad, el poder del querer cambiar, son algunos de lo temas que Días de Fútbol pone encima del terreno de juego. En una grata coordinación de talentos, la naturalidad brilla en las interpretaciones. Aunque cuesta elegir entre los personajes, ya que todos huelen a calle y a nuestro barrio. Huele al «más gordito de portero» y «al chupón regateador de delantero centro» como en la infancia.