Existe una acción técnico-táctica que se repite en numerosas ocasiones a lo largo de un partido y a la que no le prestamos, quizá, la debida importancia. El saque de banda. Esta acción se supone como la más fácil de ejecutar a nivel técnico pues somos más precisos con nuestras manos que con los pies, pero partido tras partido vemos como el éxito de ésta no es en un alto porcentaje el deseado. Vamos a tratar el tema desde dos puntos de vista, el formativo y el competitivo.
A nivel formativo, el problema radica en el escaso desarrollo motor del niño. Me explico. Nos centramos principalmente en el control, el pase, el golpeo, el regate, pero no practicamos el salto, la caída-recepción, la coordinación troncal superior básicamente porque tenemos la idea equivocada de que no es importante. Así es como, sábado tras sábado, se pueden ver en partidos de prebenjamines, benjamines y podría seguir hasta juveniles (evidentemente en un rango muy inferior) malas ejecuciones en los saques de banda, acarreando a niveles más competitivos faltas de saque y posesión para el equipo rival. Uno de los problemas puede ser que durante los entrenamientos evitamos esta acción, muchas veces, también es cierto que cada vez menos, veo cómo los saques de banda se ejecutan con el pie para ganar tiempo y fuerza en el desplazamiento.
Una solución puede ser incluir juegos durante el calentamiento en los que el movimiento principal sea la técnica de ejecución. Posesión con la mano, juegos de colaboración… El objetivo es el de siempre, facilitar al niño-jugador las herramientas necesarias para el éxito.
En el caso de la competición el motivo del fallo es diferente. En la mayoría de casos el orden del rival nos provoca ese error, el nivel de precisión técnica y de toma de decisión tiene que ser casi perfecta porque es una acción que se produce en espacios muy reducidos, a no ser que lo ejecute un jugador con potencia en el tren superior. En estos casos la solución más repetida suele ser buscar un jugador para que prolongue la acción de cabeza hacia atrás.
Lo que quiero decir con el artículo de hoy es que si desarrollamos mecanismos y conductas para otros contextos del juego ¿por qué no para una acción que se repite constantemente a lo largo de un partido? Movilidades, automatismos para sacar el balón de ese espacio reducido y llevarlo al sector alejado… Se trata una vez más de no dejar nada al azar, de no dejar nada a la improvisación y tenerlo todo lo más controlado posible.
