Hay, en todos los ámbitos de la vida, formas muy diferentes de ser rebelde. Hay rebeldes violentos, rebeldes justicieros, rebeldes más y menos astutos, niños rebeldes e incluso rebeldes sin causa. Nuestro protagonista de hoy es algo así como un rebelde tranquilo o un rebelde involuntario. Alguien que sin hacer ruido y sin una intención revolucionaria, va a contracorriente de lo que le rodea. Él es el centrocampista del Atlético de Madrid Rodrigo Hernández.
Rodri, como se le conoce habitualmente, es un mediocentro posicional, con muy buena colocación defensiva para el corte y la presión y un talento natural para la entrega correcta, para iniciar una buena jugada dando el pase exacto, sin rifar balones y dando al equipo el ritmo que necesite en cada momento, sin detenerse en exceso. Además, es alto, delgado y con unas piernas inusualmente largas. Dichas todas estas características, y aunque he querido evitarlo, no me queda más remedio que decirlo: se parece muchísimo a Sergio Busquets, aunque su ídolo fuera siempre Zinedine Zidane.
Pero además de lo futbolístico, Rodrigo es un chico con una cabeza bien amueblada. Humilde, tranquilo y sin histrionismos, no verás en él peinados demasiado llamativos, no luce tatuajes ni viste de forma extravagante. Tampoco se prodiga en redes sociales ni llama la atención con gestos o declaraciones. Si algo de su vida sorprendió cuando saltó a la élite en el Villarreal fue el hecho de ser estudiante universitario, de la carrera de Administración y Dirección de Empresas, y el hecho de que viviera en una Residencia de Estudiantes. Toda una declaración de intenciones de un tipo normal con unas cualidades extraordinarias para el puesto de pivote.
Rodrigo Hernández Cascante nació en Madrid el 22 de junio de 1996, precisamente el día en el que la selección española caía ante Inglaterra en la tanda de penaltis en cuartos de final de la Eurocopa. De los once a los 17 años, se formó en las categorías inferiores del Atlético de Madrid, trabando una profunda amistad con los hermanos Hernández (Lucas y Theo), progresando por los diferentes escalones y llamando la atención en cada uno de ellos. Aunque ha hecho fortuna la explicación de que fue echado de la disciplina colchonera por ser demasiado bajito, se trata de una versión muy incompleta de la realidad. Al llegar a juveniles, Rodrigo tenía una maduración física notablemente inferior a la de sus compañeros, aunque no es cierto que fuera expulsado, sí que fue relegado al tercer equipo de la categoría, por lo que decidió buscar una salida al sentirse injustamente minusvalorado. El Villarreal, con una estructura de cantera excelente que incluye una red de ojeadores muy atenta a este tipo de incidencias, consiguió convencer al jugador.
Tras año y medio en los juveniles del equipo castellonense, en la segunda mitad de la temporada 14/15, con 18 años, debutó con el segundo equipo en la Segunda División B, entonces dirigido por el actual entrenador del Levante, Paco López. Disputó en esa segunda vuelta ocho partidos con el Villarreal B, siendo titular en tres de ellos. En verano logró, con la selección sub 19, el título de campeón de Europa.

La temporada 15/16 fue un buen año para el filial del Villarreal. Con Rodri como titular habitual, fueron segundos de su grupo de Segunda B. Disputaron el play – off, pero cayeron en cuartos de final ante el Logroñés a pesar de un gol de Rodri en el partido de vuelta. También fue un buen año para Rodri, que en la fase final de la temporada contó para Marcelino a la hora de confeccionar las convocatorias del primer equipo. Con 19 años y tras haber debutado en Copa del Rey como titular con un triunfo ante el Huesca, debutó precisamente en su ciudad natal, en Madrid, disputando un cuarto de hora de la derrota del Villarreal ante el Rayo. Tras otros pocos minutos en otra derrota en Madrid, en el Bernabéu esta vez, su primera titularidad en Liga coincidió con una gran victoria en Mestalla por 0-2.
En la temporada 16/17, tras la polémica salida de Marcelino del club, contó para el nuevo técnico Fran Escribá como miembro de pleno derecho del primer equipo. Sustituyendo o acompañando al gran capitán Bruno Soriano, de quien pudo aprender mucho, Rodri demostró gran personalidad, empaque y capacidad para soportar la presión de un equipo importante. Además de, por supuesto, un fútbol de gran calidad. Aunque no pudo debutar en Champions, ya que su equipo cayó en la previa ante el Mónaco sin su participación, sí jugó varios partidos de Europa League, anotando incluso un gol en su debut. En Liga disputó 23 partidos, ocho de ellos como titular, alcanzó las primeras convocatorias de la selección sub 21 de Albert Celades, y fue una de las notas positivas de una temporada irregular del submarino amarillo.
Con solo 21 años, su última campaña en Villarreal supuso una explosión absoluta. Ante la lesión grave de Bruno Soriano y a pesar de vivir un cambio de entrenador (de Escribá a Calleja, que ya le conocía de su etapa juvenil), disputó 37 partidos, solo uno como suplente, y el único que se perdió fue por acumulación de amonestaciones. Su gran campaña le llevó a la selección en marzo ante Alemania, donde Lopetegui le citó haciéndole jugar nueve minutos, aunque luego no tuviera continuidad de cara al Mundial. Anotó su primer gol en Liga ante el Espanyol y cerró la temporada dando las asistencias de los dos goles del empate ante el Real Madrid en el Estadio de la Cerámica, a modo de despedida para volver a la que había sido su casa, el Atlético de Madrid.
Allí, con 22 años, cinco años después de salir, volvió para mostrar su tranquila rebeldía. El chico al que relegaron por ser bajito regresó midiendo poco menos de dos metros. Un centrocampista sin el cuchillo entre los dientes se ha ido ganando el puesto en un equipo primordialmente guerrero como el del Cholo Simeone, rebelándose sin aspavientos contra el estilo de juego habitual para demostrar que es capaz de traer un punto de inteligencia, de pausa, de toque y de saber hacer al fútbol que se ve en el Metropolitano.
Con la inesperada salida de Gabi, empezó la temporada con claras probabilidades de ser titular. De hecho lo fue en la Supercopa Europea, logrando su primer título como colchonero en su primer partido y ante el eterno rival. Aunque fue un cambio recurrente o un suplente de lujo en varios de los primeros partidos, su enorme calidad y su variedad de funciones en el centro del campo hizo a Simeone rendirse a la evidencia: Rodri es el mejor fichaje del Atlético de esta temporada y un jugador determinante para la próxima década. Incluso se ha destapado anotando ya un par de goles. También en la selección parece el mejor colocado para sustituir las ausencias de Busquets, y aunque Luis Enrique solo ha contado con él en los amistosos y algunos minutos de la goleada a Croacia en la UEFA Nations League, sabe que será importante como hombre ancla en los próximos años.

Ayer, ante el Levante de su exentrenador en el filial villarrealense, volvió a ser la referencia del equipo rojiblanco, recuperando y entregando balones casi siempre con buen criterio. Su único punto negro fue el agarrón a Bardhi que supuso la posterior anulación del gol de Koke, pero su labor volvió a ser tan importante como siempre. Si en un partido el balón pasa por mucho por sus pies, el sol brilla más de lo habitual en los terrenos del cholismo.
Teniendo en cuenta que Rodrigo Hernández se encuentra actualmente en el equipo del que siempre fue aficionado, parece difícil que no pase un largo número de años en las filas del Atlético. Salvo cataclismo que provoque una nueva salida del jugador, el puesto de pivote quedará cubierto con un jugador de altísimo nivel en el Metropolitano. Rodri es un jugador fiable que tiene que seguir aprendiendo, pero al que poco le queda para alcanzar su maduración máxima.
El Atlético con él incluso supera regularmente en posesión a sus rivales, algo poco visto en los años anteriores. No es seguramente el jugador tipo del estilo de Simeone, pero, gracias a su capacidad para aprender y la inteligencia del Cholo, que se ha dado cuenta de que este es un jugador por el que merece la pena flexibilizar el estilo, no solo se ha hecho titular indiscutible, sino también una de las piezas centrales del proyecto para los próximos años.