Esto se acaba. A nadie se le escapa que la temporada está a punto de concluir. Y con el fin de curso también dejaremos de sufrir las palpitaciones que provocan en el aficionado las eliminatorias. Esos duelos a cara de perro y doble compromiso en los que sólo puede haber un vencedor. Eliminatorias que no volverán a disputarse hasta que queden inaugurados oficialmente los juegos del ham… perdón, hasta que lleguen los durísimos playoffs de la Liga Smartbank allá por el mes de julio.
La intensidad, la alegría, también la frustración, los nervios, las consecuencias en los banquillos… todas estas sensaciones han vuelto a florecer este curso con los temidos cruces. Sin embargo, este año sí se ha producido un cambio. Un cambio bastante importante. Hablamos de la derogación de la mal llamada regla del valor doble de los goles visitantes. Y es que, si fuera así, un hipotético 0-3 en la ida nos obligaría a llamar a Carlos Alcaraz para solventar la eliminatoria mediante un set en blanco.
Se trata del desempate a favor del equipo que más goles haya marcado como visitante, pero eso, desempate. Una regla que se remonta a 1965 y que parece, según muchos, no encajar con el fútbol actual. Y digo parece, porque no sé dónde estaba el debate, si es que lo había, que ha propiciado tal modificación. Para la UEFA no sólo existía, sino que, según Ceferin, “muchos entrenadores, fanáticos y otras partes interesadas (…) han expresado su preferencia por la abolición de la regla”. El motivo: la especulación de los equipos locales en vueltas a favor.
Es decir, el cambio busca, según sus impulsores, contribuir al espectáculo del fútbol y que no se produzcan catenaccios. Pero, ¿qué dicen los datos ahora que podemos comparar los de este curso con los del anterior? Para responder a esta pregunta, hemos acudido al análisis cuantitativo de las cifras registradas en las competiciones UEFA, Champions League y Europa League, comparando la temporada 2020-21 con la actual. En este segundo caso, asumiendo la desviación provocada por el cambio de formato, ya no hay dieciseisavos sino ocho enfrentamientos previos a octavos, y la descalificación del Spartak de Moscú en cuartos.
Ante todo, debemos analizar los casos específicos en los que el cambio de norma ha provocado prórrogas que antes no se habrían disputado. En la 2020-21 fueron tres las eliminatorias que se resolvieron por la denostada regla: el Porto-Juventus de octavos y el Bayern-PSG de cuartos en Champions League, así como el Estrella Roja-Milan de Dieciseisavos de Europa League. Media hora (y penaltis en algunos casos) que se habrían ahorrado hasta doce equipos en esta temporada. El caso más significativo es el de la semifinal de Champions en la que el Real Madrid no hubiera necesitado acudir a la prórroga ante el City.
¿Se meten menos goles?
Sin olvidar que un estudio cuantitativo es difícil que arroje conclusiones acerca de algo tan subjetivo como la voluntad de un equipo a la hora de afrontar un partido, hemos decidido que el primer elemento a analizar sean los goles totales. En este caso, vamos a comparar los goles locales y visitantes por fases de la competición marcados en la 2020-21 con los de la 2021-22. Por un lado, las cifras absolutas, y por otro, obtendremos la proporción entre los goles marcados por los equipos en el papel de local frente a los visitantes.

En cuanto a la Champions League, apenas se han marcado seis goles más en total que el curso pasado. Los valores son muy similares y sorprende que en ambos años, hasta llegar a semifinales, sea mayor el número de goles visitantes que locales. Con respecto a la proporción, tampoco podemos hablar de modificaciones drásticas. Se ha igualado completamente la relación ente goles locales y visitantes, aunque anteriormente estaba a apenas un 2% de diferencia.

En lo referente a la Europa League, y teniendo en cuenta las excepciones citadas en dieciseisavos y cuartos de final, tampoco se observan grandes cambios. Si calculamos la hipotética cifra que debiera darse en dieciseisavos y cuartos por proyección, los valores apenas variarían en dos o tres goles. Igual sucede con los porcentajes, que pasan de un 53% a un 55% de goles locales y de un 47% a un 45% en los visitantes.
¿Se meten más goles al final del partido?
Un aspecto curioso es el de cuándo se anotan los goles. Los argumentos esgrimidos para el cambio hablaban de especular con el resultado, por lo que la distribución de los minutos en los que se marca es importante. Si fuera tal como defendían los impulsores del cambio, se producirían antes muchos más goles locales en las postrimerías de los partidos que ahora, puesto que atacarían menos con el resultado a favor.

En el caso de la Champions League está hipótesis tiene cierta cabida. Se ha aumentado el número de goles de equipos locales en los últimos minutos. Sin embargo, el aumento no es realmente significativo. Sí resulta interesante ver cómo los equipos locales han marcado menos goles en los arranques de partido que el año pasado.

Con respecto a la UEFA Europa League, la comparación se complica mucho en este aspecto debido a las desviaciones ya mencionadas. Lo que sí es destacable es cómo se han triplicado los goles cosechados en prórrogas. Se ha pasado de uno a tres goles y, evidentemente, esto debe achacarse a una mayor celebración de tiempos extra para desempates.
¿Ganan más que antes los locales o los visitantes?
El paso siguiente en los elementos a analizar es el del signo con el que finalizan los partidos. Los goles son importantes, pero más aún las victorias. Por ello, siguiendo la tónica de los que justifican el cambio, deberían haberse producido modificaciones en estos resultados, teniendo en cuenta principalmente que los equipos locales podrían necesitar menos victorias que antes. Y también, sería lógico que se produjesen menos empates con el sistema actual.


En la Champions League sorprende que se hayan duplicado el número de empates cuando, a priori, el nuevo formato busca la agresividad bien entendida de los equipos. De hecho, se ha pasado de 4 a 8 los encuentros que acabaron en tablas. Sin embargo, apenas se nota un cambio significativo en la proporción de victorias locales frente a visitantes, puesto que lo que sube un indicador en una fase, sube el contrario en la fase siguiente. Al igual que los porcentajes, que apenas varían.


Mayor similitud aún presenta el análisis comparativo en la Europa League. Los datos de la 2021-22 están prácticamente calcados de la 2020-21, sobre todo en las últimas fases del torneo, dejando ya a un lado las consabidas incidencias de dieciseisavos y cuartos de final.
Conclusión
Podríamos analizar otros ítems como la posesión o las ocasiones generadas pero el esfuerzo daría para una tesis. No obstante, habiendo tomado de referencia los elementos más básicos del fútbol, los de toda la vida, goles y victoria, el resultado está claro. Apenas cambia nada. Ni parece haber mayor espectáculo, ni más goles, ni un deporte nuevo, como muchos creerían. ¿Ha servido para algo anular la regla de los goles visitantes?
Este artículo no es posible rebatirlo objetiva y racionalmente,pero teniendo en cuenta lo importante que es lo subjetivo en este campo como en otros muchos,mí opinión es que la regla abolida posibilitaba un planteamiento más agresivo o atacante del equipo visitante,sabedor que un gol tenía una importancia significativa, y a veces definitiva,mientras que el equipo local debía guardarse las espaldas,esto al menos en el primer duelo porque en la vuelta todo dependía del resultado obtenido en la ida.Ahora,aparte de que el resultado de la eliminatoria lo considero más justo,el gol deber tener el mismo valor sea en el terreno en el que se consiga,los equipos pueden mirar más hacia delante porque lo que prima es conseguir marcar al menos un gol más que su contrincante en la eliminatoria,sin importar sea en casa o en la del rival.
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