Decía Cornelio Tácito que «quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas». Yo no sé si André Filipe Tavares Gomes se merece los silbidos que el seguidor culé, en el libre ejercicio de su condición, le dedicó el pasado domingo. El portugués no ha calado entre la afición blaugrana, es justo reconocerlo. Desde que con 22 años y 11 meses llegara a la plantilla culé, tras ser la estrella entorno a la cual giraba todo el juego del Valencia, las enormes expectativas que se cernían sobre su figura se han ido disipando. Se habló de una etapa de adaptación que cualquier jugador, véase el caso de Coutinho y Dembelé en la actualidad, que no haya pasado por la cantera blaugrana sabe que puede durar toda una temporada. Sin embargo el portugués nunca ha dado signos, ni con Luis Enrique ni con Ernesto Valverde, de sentirse cómodo ni con el sistema, ni con los compañeros, ni haciendo feliz a su afición.

La inquietud de la afición blaugrana ya era latente desde hace varios meses pero contra el Atlético de Madrid llegó a su punto culminante. Tras la lesión de Iniesta, Ernesto tenía una triple opción, sacar a Paulinho, Dembelé o a André Gomes. Paulinho, tras un inicio de campeonato fulgurante está atravesando el bajón lógico de llevar jugando desde hace casi un año. Dembelé parece un poco tierno para este tipo de partidos contra un Atlético por detrás en el marcador y el cuchillo entre los dientes. André Gomes, por su parte, se ha convertido en la eterna espera, sale, esperas que haga algo, que drible, que combine, que meta la pierna y al final la sensación que da es de ser un jugador frío. Difícil elección la de Ernesto pero una vez más, apostó por el portugués.
Con cada pase defectuoso de André o cada vez que era rodeado por dos jugadores rojiblancos y no conseguía salir, el murmullo de la grada se tornaba abucheos. Ernesto Valverde, Ter Stegen e incluso Luis Suárez intentaban que el público recapacitase y apoyase al jugador de su equipo, pero la grada caminaba implacable hacia la sentencia definitiva. No es que hiciese un partido mucho más calamitoso que en otras ocasiones, es solo que se trata de un jugador casi sentenciado en su futuro culé.
Yo no creo que André Gomes sea un mal jugador, lo que pienso es que su carácter pusilánime le ha hecho naufragar en el mar de las exigencias del equipo culé. En un Valencia en estado depresivo, André Gomes refulgía cual baratija en mitad de anillos plastificados, pero entre la constelación de estrellas blaugrana el de Grijó se siente totalmente perdido, deprimido ante su falta de brillo, su fútbol ausente y su acusada falta de garra. Como presumible sustituto de Andrés Iniesta en los próximos partidos ¿será capaz de ofrecer algún destello que acredite su pretérito nivel? Cosas más raras se han visto en el mundo del fútbol, como que el entrenador cuyo equipo está a 15 puntos del líder crea que la Liga todavía es posible. Por el bien del equipo culé espero que nos demuestre lo mucho que vale, que calle mis comentarios cuando calienta en la banda dispuesto a salir, o comienza siendo de la partida, será un gran regalo para el aficionado, y sobre todo para un seguidor culé y catalán que hoy cumple años…¡FELICIDADES TONI!