Quién dijo que la gloria era monopolio del poderoso. Las brumas de la duda vuelan entre los cuchillos de aquellos verdugos que harán leña de los grandes árboles caídos. Que no cieguen los méritos de la rebelión. No dejen de frotarse los ojos si es su deseo, pero la realidad seguirá ahí cuando despiertes. Preparando el café y el pan del desayuno. Caliente como es la sangre de la batalla ganada a ritmo de entrega y sacrificio. Deben temblar los cimientos mientras corre el vino y la cerveza. Hay huecos que no puede cubrir ni los VARes ni las corruptelas.
Es día de fiesta. Disfruten. El pregonero prepara su discurso en la plaza mayor del pueblo y la banda improvisa ritmos futbolísticos antes nunca oídos. Es semana grande y algunas corbatas aprietan más de lo debido. El aire huele a épica y a fechas grabadas a fuego en la memoria y en los calendarios. Está agradecido el balón y el césped brilla en verde esperanza. Preparadas la gradas y las bufandas al viento.
Hoy puede ser un gran día de Serrat suena a dosis de realidad en las vitrinas cargadas de ilusión. No, los millones no pueden comprar ciertas cosas. Hay límites. Y la ilusión existente tras unos pocos colores que parecían destinados a ser el saco de boxeo de estrellas millonarias, está incluida en esa selecta lista. La prensa capitalina pide cabezas, el sur alza orgulloso su copa de vino al igual que Burgos, el rudo norte saca pecho. Queda un breve periodo de tiempo, pero es hermoso al mismo tiempo.
Salen los más pequeños con sus balones eligiendo a cuál imitar de los matagigantes. Los más estrategas buscan destino en la lejana y exótica Arabia. Son sultanes de su tiempo. Es su nube, nadie la romperá por algún tiempo. Detén tu camino cronómetro y otorga al futbolero del humilde un brillante día de la marmota, por más tres a cuatro y uno a cero. Son necesarios. El deporte no debiera ser de aquel que paga más. Minúsculos gestos de Che Guevara vestidos de corto inundan los campos de España con nuevo aire en los pulmones. Cuidado, son la nueva ola.
Quizás, sea el antes y después, o un espejismo. Puede que quieran volver al prehistórico doble partido. Aunque no les dejarán. Alguien dirá que es de vez en cuando un caramelito que se otorga por caridad. No se ha regalado nada ni en el campo ni en ningún turbio despacho. Siguen los gritos y los locos bailes. El carnaval debiera dedicar cuplés. La calle es suya.

No hay motivo aún para abrir los ojos e ir a la gris oficina. El calor de la agradable sorpresa inesperada nos arropa con su manta a las seis de la mañana y podemos apagar el despertador sin complejo de culpa. Vuelve rebelión el año que viene, que tome bien tus datos el cartero de los puñetazos sobre la mesa. No nos bajamos del autobús hasta que llegue el final de trayecto.
Y nos pensaremos seriamente ir a casa. La calle es nuestra. Y los goles, las jugadas bonitas, cada carrera por la banda y balón dividido. Se está bien aquí. En la cima de lo inesperado. Abajo queda lo establecido y preconcebido. Adiós. Mandad una postal desde allí. Aquí está todo más limpio.
Y que no pare,toda competición de hace aburrida cuanto más previsible sean los resultados,así que bienvenida sea la Copa e incluso la Liga de esta temporada,cuyos resultados con cierta frecuencia no son los esperados en razón a la lógica y el poderío económico de los equipos.
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