La semana de Champions ha traído con ella la polémica acerca del estilo de juego que han presentado los equipos semifinalistas de la máxima competición continental. El debate no se ha hecho esperar y tanto defensores como críticos de estos planteamientos de juego y de sus entrenadores, han expuesto sus argumentos decidiendo qué es fútbol y qué no lo es. Bajo su propio criterio, claro.
Muchos no entienden por fútbol el planteamiento que Mourinho presentó en el Calderón frente al Atlético y que consiguió que los jugadores del Cholo no alcanzaran el área del Chelsea, encontrándose con lo que muchos calificaron como un muro. Una barrera muy criticada que permitió que el conjunto inglés volviera a casa con una eliminatoria abierta con la que poder conseguir el pase a Lisboa desde Londres.

Otros defienden que el estilo de juego del Bayern frente al Madrid es la esencia del buen fútbol. Una forma de juego que Guardiola puso en marcha en Barcelona y que llevó esta semana al equipo alemán a alcanzar el 82% de posesión en la primera parte, consiguiendo controlar el centro del campo y de mover el balón a su antojo. Una situación que no les sirvió para ocasionar peligro en la portería de Casillas y que los envió a Múnich con un gol en contra.
Todo lo contrario al conjunto blanco a quien no acompañaba la posesión de balón, pero al que solo le fueron necesarios jugadores como Di María, Cristiano o, Bale en la segunda parte, para crear jugadas rápidas por las bandas, que de no ser por el remate final habría enviado a los de Ancelotti a Alemania con una ventaja más que considerable para afrontar la vuelta en casa ajena. Un planteamiento de juego presidido por el contragolpe madridista que para algunos está cargado de rapidez, emoción y estilo propio.

No hay ningún reglamento que recoja qué estilo de juego se puede considerar fútbol y cuál no. Son los entrenadores quienes deciden qué planteamiento prefieren presentar en un terreno de juego y cómo usar las armas futbolísticas que les ofrecen los jugadores de sus plantillas para conseguir la victoria en cada partido.
No hay mejores o peores estilos porque al final estos se basan en preferencias personales e «ideologías» futbolísticas que decide cada mister. No es más óptimo plantear una defensa de cinco que te asegure dejar tu portería a cero, ni más beneficioso mantener la posesión de la pelota durante 90 minutos si acabas perdiendo los tres puntos, así que, guiémonos por nuestros gustos personales para defender lo que cada uno entienda como fútbol, porque de momento, nadie nos ha otorgado una definición universal.