Aquellos masoquistas que una vez al mes se animan a leer mi artículo saben de la poca simpatía que siento por la profesión que estudié en su momento, la de periodista -que llegué a ejercer con más pena que gloria-, y más todavía en su especialidad deportiva. Sostengo, y no me canso de repetirlo, que buena parte de los males que aquejan a la profesión son responsabilidad directa del gremio. A partir de ahí, el que quiera, puede encender la centrifugadora, y la mierda se repartirá en todas las direcciones y sentidos. Pero mientras los protagonistas de este sarao en el que se han convertido los medios de desinformación de este país no asuman su gran cuota de culpa, esta hermosa profesión seguirá arrastrándose por las cloacas.
En cualquier caso, este blog es futbolero y por lo tanto, de los futboleros toca hablar hoy, que no hay liga. Mi última teoría es que en programas tipo «El chiringuito de Jugones» TODO lo que vemos y oímos está GUIONIZADO. Sólo así puedo entender lo que sucede en ese programa cada noche. Es que tiene que haber alguien que escriba esos diálogos, porque de lo contrario, yo querría perderme en un bosque de Canadá para siempre. Bueno, la verdad es que no me importaría perderme en un bosque de Canadá aunque esté equivocado, pero esa es otra historia, y será contada en otro momento.
Hace unas semanas, el At. de Madrid se presentaba en el Nou Camp dispuesto a demostrar que había Liga. Simeone, no obstante, hizo un planteamiento ultradefensivo en la primera parte, lo que condujo a que el Barcelona se adelantará en el minuto 25 con un gol de libre directo del de siempre, Leo Messi. Un golazo. Luego, en la segunda parte, el Cholo movió el banquillo, y sobre todo, las conciencias de sus pupilos, y el Atleti creo que hizo méritos para poder empatar. Pero el partido acabó 1-0. Tampoco podía decirse que el resultado fuera injusto… Las cosas como son.
Pues para sorpresa mía, en los días siguientes, en el citado programa «periodístico» se dedicaron cantidades ingentes de tiempo a explicar la derrota rojiblanca en ese partido. Y esa explicación no otra era que la barrera del Atleti en la falta en la que marcó Messi estaba más retrasada de lo normal, por lo que fue mucho más sencillo para el argentino marcar ese gol. Si te cuentan que un programa dedica su «pool» técnico para demostrar que la barrera esta a no sé cuantos metros, a tirar líneas, hipotenusas y catetos para acreditar tal idea, yo no me lo creería. Pero así sucedió. Me parece de chiste, me parece una broma de mal gusto… Pero es la realidad. Es lo que hay. El único responsable de la derrota del Atleti ese día fue Gil Manzano. Ni el Cholo, ni el espeso partido que se marcó Koke… La culpa, para el de siempre, el del pito.

Sinceramente, me cuesta creer que el plantel de colaboradores de «El chiringuito de Jugones» sea tan fanático, tan corto de miras… No pueden ser así. Eso me lleva a pensar que todo está preparado, que hay una cohorte de guionistas que escribe a cada uno lo que tiene que decir en cada momento, porque no se puede ser así. Pedrerol no puede ser como sale en la tele. Alfredo Duro no puede ser como sale en la tele. Juanma Rodríguez no puede ser como sale en la tele. El Loco Gatti no puede ser como sale en la tele. Tomás Roncero no puede ser como sale en la tele. Pipi Estrada no puede ser como sale en la tele. Cristobal Soria no puede ser como sale en la tele. O Petón. O D’Alessandro. O Siro López. Incluso José Damián González, que durante muchos años ha sido un periodista correcto, elegante, sobrio, de la escuela de «El País», se ha dejado embaucar por este modo de entender el periodismo. De verdad, chicos. No me creo que seáis tan insoportables, tan forofos, tan ciegos, tan maleducados. No me lo puedo creer.
Esta semana le tocó a Roncero lanzar un alegato sobre la terranía del Real Madrid, en contraprestación al rendimiento estelar y galáctico del Barcelona. Lo que hay que oír. Escuchar a Roncero decir que el Madrid es el mejor de la Liga de los «normales» es acojonante, porque eso es algo que sé, positivamente, que no lo piensa. Ahí se nota la mano del guionista. Pero escuchar cómo lo dijo ya es más que vergonzante. Gritando -no saben hablar de otra manera-, casi llorando, con la saliva saliendo expulsada de su boca como si la rabia le poseyera… ¡¡¡Qué gran interpretación del gran Roncero!!! Vuelvo a parafrasear a mi admirado Miguel Ángel Aguilar, ¿pero qué broma es esta? ¿Nadie va a decir basta? ¿Nadie va a poner los puntos sobre las íes? ¿Nadie ve el desbarre en el que se han convertido este tipo de programas? ¿Nadie va a hacer nada?

Luego nos echamos las manos a la cabeza por el repunte de la violencia en el fútbol español. ¿Y qué creen que genera este tipo de «subproductos» televisivos en la cabeza de aquellos que al andar van dejando caer las bellotas? No se avergüenzas por lo que oyen, no ni se molestan por que les tomen por idiotas. Se indignan. Se rebelan. Explotan. Todos los domingos en los campos de España. Luego, lloramos porque no puedes ir al fútbol tranquilo con tu niño…
Me fascina de esta fauna la capacidad de decir una cosa y su contraria en un lapso de tiempo que no pase de los diez o quince minutos. Mismamente, ayer, cuando volvía a casa escuchando en la radio el Alemania-España, escuché algunos comentarios de una profundidad intelectual plana. Si no supiera que era una retransmisión deportiva, habría pensado que estaba escuchando «Sálvame Deluxe» o algo parecido. Según subí al coche, podríamos afirmar que el Mundial de Rusia ya estaba ganado (por España) con una seguridad meridiana. Pero cuando a los pocos minutos, Alemania demostró que tiene una generación de futbolistas para dominar el mundo varios años, parecía que habíamos pasado de ver «Sonrisas y lágrimas» a «Pesadilla en Elm Street». Bastaron 15 ó 20 minutos. No más. Los mismos periodistas (y comentaristas). Los mismos jugadores.
Un buen amigo, y también colaborador de este blog, se me quejaba de la entrevista que José Ramón de la Morena hizo hace unos días al seleccionador nacional de rugby. Me decía sólo le habían llevado a «El Transistor» después de lo que fuera que pasó en el Bélgica-España del 18 de marzo. Ni siquiera cuando el rugby español está en la cresta de la ola, se preocupan por ese deporte. Pero sí cuando sus bajos instintos detectan mierda, basura, podredumbre, escándalo… De la Morena demostró en la entrevista no tener ni la más remota idea de lo que es el rugby, como también se dejó en evidencia a sí mismo el día que entrevistó a Javier Fernández, el patinador y medalla de bronce en los últimos Juegos Olímpicos de invierno. Pero De la Morena, como Pedrerol, como Lama… son las estrellas de este negocio. Y poco más puede hacerse o decirse en ese sentido.
Lo digo de corazón. Esto ya no se puede aguantar ni un minuto más. El bochorno que provocan muchos periodistas y los análisis que salen de sus cabeza, plumas o bocas… ¿No le corta la digestión a nadie? ¿De verdad ya todo vale? Si es así, que paren el burro, que yo me bajo.