Profesionalidad, a la directiva del FC Barcelona solo le pido profesionalidad, nada que el sentido común no demande. Nada que cualquier empresa de las denominadas grandes (y el club culé es lo más parecido a una de estas empresas) no tenga.
Como bien sabéis, los que formamos parte del equipo de TresCuatroTres tenemos nuestros trabajos ajenos al mundo del fútbol, aquéllos gracias a los cuales pagamos nuestras facturas. La web es “simplemente” nuestra forma de expresarnos sobre lo que nos apasiona. En mi caso, mi puesto de trabajo está en una de esas compañías de las que Mourinho calificaría como “top”.
Afortunadamente, el sector en el que se mueve dicha empresa va viento en popa, lo que se traduce en que la compañía haya tenido récord de ganancias en los últimos cinco cuatrimestres consecutivos. Eso económicamente hablando es una barbaridad sobre todo si hablamos de empresas con un volumen de negocio ya de por sí tan alto. Sin embargo, esta favorable situación no impide que tengamos los pies en el suelo y sepamos que la gallina de los huevos de oro dejará un día de dar frutos. Efectivamente, contamos con un equipo donde analizamos cómo reaccionar ante la próxima crisis porque sí, algún día habrá una nueva crisis.

En Can Barça sin embargo, la directiva actual pretende engañarse pensando que los Messi (31), Piqué (31), Suárez (31), Busquets (30), Rakitic (30)… prestarán servicio de manera ilimitada. El Barcelona debe pensar en el futuro y lo debe hacer ya. La mejor manera de hacerlo parece que es teniendo una estructura técnica estable, justo todo lo contrario que Bartomeu y su grupo de palmeros están haciendo.
Los últimos en llegar han sido Ramón Planes y Eric Abidal. Sí, han llegado en el momento más inoportuno de la temporada, justo cuando hay que acometer los fichajes. El francés se descolgaba en su presentación con las siguientes declaraciones: “He hablado con Valverde pero no de jugadores. Todo el trabajo interno ya estaba hecho y seguimos el trabajo previsto. Cuando vuelva de vacaciones tomaremos decisiones”. Ante semejante disparate, el culé echa la vista atrás (Neymar, Verratti…) y se pone y con razón nervioso ante lo que está sucediendo en su club.
Si ya estaba todo hecho se deduce que se planificará la plantilla según los gustos del anterior secretario técnico recientemente despedido (o no renovado). Entonces, ¿por qué se le ha echado ahora?. Si está todo hecho hasta el punto de que Abidal se va de vacaciones, ¿por qué no se anunciaron ya los fichajes?. Toda esta falsa sensación de tenerlo todo bajo control cobra especial relevancia tras el NO televisado de Griezmann. Si se pretendía hacer una gran inversión en el delantero francés, ¿por qué ante la negativa de éste, los esfuerzos económicos se centran ahora en un medio? ¿Ya no es necesario un delantero de primer nivel?
Esta falsa sensación que pretende vender Bartomeu no se la compra ni el más culé entre los culés. Se acabaron las cortinas de humo cambiando la dirección técnica. Si la pelota deja de entrar, los pañuelos tendrán que ir irremediablemente a la tribuna presidencial. Ese lugar donde la profesionalidad brilla por su ausencia.