Los niños -y no tan niños- de los años noventa pudimos vivir una década que supuso un punto de inflexión en el fútbol, más allá de resultados y títulos en sí. Vistos en perspectiva, aquellos tiempos fueron el paso definitivo a lo que podríamos llamar muy genéricamente “fútbol moderno”. Había aún partidos embarrados en los campos de Primera, el grueso de la jornada era normalmente el domingo a las 5 de la tarde (¡menudas tardes de transistores!), salvo el partido en abierto de TVE del sábado y el “del Plus” que cerraba la jornada los domingos sobre las 7/7:30. Se colaron en los salones de los afortunados abonados de este canal las voces de Carlos Martínez y de Michael Robinson (D.E.P.) y en los de todos, a modo de repaso desenfadado los lunes, el Día Después y su inolvidable espacio “Lo que el ojo no ve”.
A mediados de la década las victorias empezaron a contar por 3 en lugar de los clásicos 2. La Copa de Europa ya había comenzado a llamarse “Champions League” en 1992 para irónicamente luego empezar a dar cabida a equipos que no eran puramente ‘champions’ en sus ligas particulares. La Recopa vio su final precisamente en 1999 con una histórica final entre la Lazio y el Mallorca… Las ligas de Tenerife, el penalty de Djukic, el Dream Team, el Madrid de Valdano, el Súper Dépor, el Zaragoza que tocó la gloria con un balón al cielo de Nayim…
En ese contexto, no faltaron las sorpresas. Eso es una tónica que por fortuna el fútbol nos sigue brindando, pensemos por ejemplo en el gran inicio de campaña que está haciendo el Rayo. Pero si nos vamos al albor de los noventa, y dejando de lado al equipazo que marcó la mayor sorpresa (el Súper Depor), llaman la atención dos casos anteriores al de los gallegos, ambos tienen en común el que hoy no están en Primera. En este artículo nos centraremos en las dos primeras temporadas de la década: la 90/91 y la 91/92. En cada una de ellas se destaca a un equipo en particular por ser capaz de romper su respectivo techo histórico. Comenzamos.
TEMPORADA 90/91
Real Oviedo
Contexto: Un clásico del fútbol español, de los que debutaron en Primera antes de la Guerra Civil (en 1933) y de los que tienen decenas de nombres míticos enfundados en sus camisetas. Sin embargo, desde 1976 a 1988, los carbayones habían estado lejos de la máxima categoría. En la 88/89 y la 89/90, los ovetenses lograron dignas posiciones de media tabla (12º y 11º respectivamente). En esta última, se había incorporado al banquillo, procedente del Logroñés, el bueno de Jabo Irureta, protagonista de no pocas hazañas posteriores en la Liga. Dos fichajes destacaron en el verano de 1990: el de los entonces aún yugoslavos Nikola Jerkan (Hajduk Split) y el de Janko Jankovic (Valladolid).
El once tipo: Viti en la portería, Gorriarán, Elcacho, Rivas, Sañudo y Jerkan en defensa, Berto, Bango y Gracan en el centro del campo y Carlos y Jankovic en la delantera. Suplentes habituales fueron el veterano portero Zubeldia, los defensas Zúñiga y Gaspar, así como el delantero Sarriugarte.
El logro: primera y única clasificación hasta la fecha del club para competición europea. Su sexto puesto final le valió para poder disputar la Copa de la UEFA.
Su temporada: un comienzo dubitativo, más acorde con las temporadas anteriores, dio paso a una gran reacción. En la jornada 9 se tocó fondo: el Oviedo cayó 5-0 ante el Español en Sarriá y sumaba solo 7 puntos. A partir de ahí, hasta nueve jornadas sin perder (desde la 10ª a la 18ª), incluyendo una victoria en el Tartiere ante el Barcelona (el mejor Barça del Dream Team en Liga fue el de aquel año, no lo olvidemos) por 1-0, gracias a un gol tempranero de Bango. Al final de la primera vuelta ya era séptimo, con 20 puntos.
La segunda fue aún mejor, sumando 22 puntos más hasta los 42 finales y logrando escalar al decisivo sexto puesto, al que llegó en la jornada 36ª merced a una gran victoria sobre el Atlético de Madrid, ya subcampeón, por 3-0. El empate en el Camp Nou (0-0) y el triunfo ante el Castellón en la última jornada (3-0) hicieron que ni Valencia ni Sevilla pudiesen superar al Oviedo en la tabla.
El legado: el Real Oviedo logró no solo la clasificación para la UEFA, sino que a partir de ahí permaneció en Primera hasta 2001, sumando hasta 13 temporadas seguidas en la elite. Igualó así su récord anterior, que fue desde su debut en la 33/34 hasta la 49/50 (con el paréntesis de la Guerra y el año en blanco por la destrucción del estadio).
Hoy: ya son veinte años con el club carbayón lejos de Primera. Sin embargo, tras haber pisado incluso la Tercera División, ya está en Segunda, a la espera de dar el último salto.

TEMPORADA 1991/92
Albacete Balompié
Contexto: a diferencia del caso anterior, el del Albacete era debutante en Primera. Un debutante además sorprendente, pues en la 89/90 militaba en 2ª B, subió y encadenó otro ascenso como campeón de 2ª en la 90/91. El gran artífice de esta progresión meteórica fue su entrenador Benito Floro. Un hombre que, aparte del lógico apartado táctico, empezó a dar importancia al estado psicológico de la plantilla. El Albacete había sido un clásico de la Tercera murciana antes de asentarse en Segunda B. Sus pasos por Segunda eran efímeros. También lo fue el de la 90/91, pero no en la dirección que se esperaba a priori, sino hacia Primera. Lógicamente, el verano fue movido en cuanto a fichajes, y a los protagonistas del ascenso se unieron jugadores como Geli y Oliete (Barcelona Atlético), Aquino (Murcia), Chesa (Málaga) o Parri (Valencia), entre otros.
El once tipo: el mundialista tico Conejo en la portería, Delfí Geli, Oliete, Coco y Juárez fueron los más habituales en defensa, Menéndez, Chesa, Catali y el uruguayo Zalazar solían formar en la media. La variante estaba entre el centrocampista Julio Soler y el delantero Aquino. El ariete más habitual era Antonio. Otros nombres destacados de aquella plantilla fueron Parri, Corbalán o el boliviano Etcheverry.
El logro: la mejor posición histórica hasta hoy del Albacete Balompié, un séptimo puesto en el año del debut. Se quedó a un solo punto de entrar en la Copa de la UEFA.
Su temporada: el referido séptimo puesto tuvo un regusto agridulce en tierras manchegas, por mucho mérito que tuviera, sin duda. En la jornada 30ª el Albacete marchaba cuarto, solo superado por los tres contendientes al título (Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid). Entre la 10ª jornada y la 24ª estuvo hasta quince jornadas sin perder. Su mayor goleada se produjo en el Carlos Belmonte en la 6ª jornada (4-0). En su racha invicta logró empatar en casa ante el Barcelona (1-1), ganar en Atocha ante la Real (0-1) y como local al Atlético (3-1). El bajón de los 8 últimos partidos comenzó con una dura derrota por 7-1 ante el Barcelona en el Camp Nou. A partir de entonces solo logró dos victorias (ante Mallorca y Oviedo, en casa) y sufrió seis derrotas.
El legado: aunque no volviera a alcanzar las cotas de su primer año en Primera, el Albacete logró ser un habitual en el primer lustro de los 90. Descendió por promoción en la 94/95 ante el Salamanca para ser ascendido administrativamente de nuevo por el affaire Sevilla/Celta de aquel verano y ya bajó en la 95/96, cayendo en la promoción ante el Extremadura. Se estabilizó entonces en Segunda, logrando un nuevo ascenso a la elite en 2003. Las temporadas 03/04 y 04/05 son sus últimas apariciones en Primera hasta la fecha.
Hoy: recién descendido a la nueva Primera RFEF, el Albacete busca su regreso al fútbol profesional.

Seguimos disfrutando de pedacitos de historia de nuestra Liga y enriqueciéndonos con estos análisis.
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