Portugal inauguró ayer el palmarés de la nueva competición que la UEFA inventó para esta temporada. La UEFA Nations League llegó a su cierre con una fase final que, más allá de los cuatro países participantes (Portugal, Países Bajos, Inglaterra y Suiza), apenas despertaba interés en el resto del planeta futbolístico.
En unas semifinales con un cierto interés, dadas las fechas en las que estamos, Portugal destrozó a Suiza con una de esas actuaciones memorables de Cristiano Ronaldo, que volvió a poner el modo apisonadora para dejar a los alpinos fuera con un hat-trick. Por el otro lado, los Países Bajos se deshicieron de Inglaterra en un partido plagado de errores que se resolvió en la prórroga con dos goles de los neerlandeses propios de un patio de colegio, que dejaron muy tocada la buena imagen que la defensa inglesa dejó en el pasado Mundial.
Siempre es una decisión arriesgada solicitar ser sede de una fase final de un campeonato. Puede ser muy bonito celebrar el título con tu público, o muy triste caer derrotado en tu propia casa. Esta vez Portugal acertó optando a albergar la final four de esta UEFA Nations League, y el ambientazo de ayer en el Estadio do Dragao de Oporto así lo confirma.
A pesar de que Koeman, el técnico oranje, trató de quitarle hierro al enfrentamiento en la previa indicando que esto no era ni una Eurocopa ni un Mundial, el arranque del partido fue el propio de cualquier final que se precie. Ambos equipos formaron sin grandes sorpresas en sus onces, tendiendo a reforzar el centro del campo en ambos casos, y contemporizaron durante los primeros minutos. Países Bajos optó por formar con Babel y Bergwijn para acompañar a Depay, dejando en el banquillo a Promes y Van de Beek, que también podrían haber ocupado plaza en el once inicial. En Portugal no vimos a Joao Felix, la nueva perla lusa, acompañando a Cristiano en punta con Guedes y Bernardo Silva, y formando un centro del campo fuerte con Carvalho, muy ocupado en «molestar» a Frenkie de Jong, acompañado de Danilo y Bruno Fernandes.
El plan le salió mejor a Fernando Santos, ya que se veía a Portugal, desde el arranque, más cómoda sobre el campo que a los de Koeman. A pesar de que el primer tiempo no dejó grandes ocasiones, sudó más Cillessen que Rui Patricio. Parecía que en el segundo tiempo los neerlandeses se asentaban mejor en el campo y subían líneas, pero todo esa pequeña mejora quedó convertida en espejismo cuando Bernardo Silva cazó un balón al contraataque, sacó de sitio a De Ligt (que sí, que tiene un muy buen futuro, pero que ha enseñado en esta Nations League algún pecadillo de juventud) y cedió el balón a la llegada de Guedes, que con un derechazo muy potente y algó de blandura de los dedos del meta visitante, anotó el que finalmente sería gol decisivo de esta primera edición del nuevo torneo de selecciones europeas.

En la media hora que quedaba por delante, se adivinaba presión por parte de los Países Bajos, que adelantaron líneas pero adolecieron de falta de un ariete en condiciones. Lo más parecido que tiene para cubrir ese rol es Luuk de Jong, que entró en los últimos minutos, pero apenas pudo tocar algún balón. De hecho, hubo momentos de esos minutos finales en los que pareció más cercano el 2-0 que el 1-1.
Así, se llegó al final del encuentro y de esta primera edición de la UEFA Nations League, que confirma a Portugal como rey de Europa tras haber vencido también en la Eurocopa de hace tres veranos en Francia. Este combinado de Fernando Santos es algo más que Cristiano y diez amigos. Se trata de un conjunto muy bien trabajado por el preparador lisboeta, que debe ser empezado a tomar más en serio en el concierto internacional. Tiene muy claros sus puntos fuertes y sus debilidades y trabaja a la perfección sobre ellos. Además, está renovándose con jugadores muy interesantes. Jugadores como el central Ruben Dias, los laterales Guerreiro y Semedo, Bruno Fernandes en la media, la explosión de Guedes y Bernardo Silva (MVP de la final para disgusto de Cristiano), o la llegada de Joao Felix, aseguran años de buen nivel en la seleçao.
En cuanto a la competición, he de reconocer que esta fase final de cuatro equipos no engancha demasiado si no estás inmerso en ella, pero, personalmente, prefiero un torneo que no terminemos de tomarnos en serio, como es este caso, que una ristra de amistosos o de fases de clasificación en las que los equipos grandes saben que se van a clasificar y los pequeños saben que no tienen nada que hacer. En la última jornada de las liguillas de esta UEFA Nations League no se puede negar que hubo cierta emoción por ver quién llegaba a estas finales y por evitar el sonrojo de descender de categoría. No es que sea una competición top, no nos va a quitar el sueño lo que suceda en ella, pero tiene su gracia. Y para Portugal, que casualmente hoy celebra su Fiesta Nacional, es un inesperado motivo de alegría.