Se presenta esta noche el tan ansiado partido aplazado entre el Celta de Vigo y el Real Madrid, que tanta polémica desató en su día, y que tan decisivo puede ser hoy. A principios de febrero, el violento temporal que asoló Galicia puso a prueba la seguridad de los campos de fútbol gallegos. Mientras que el partido del Betis-Deportivo se aplazaba sin muchas repercusiones, la duda se cernía sobre Balaídos.
El campo del Celta soportó las inclemencias del tiempo como buenamente pudo, hasta que una placa de uralita se desprendió de la cubierta del estadio, poniendo en peligro la integridad de los jugadores que un par de días después debían encontrarse sobre el terreno de juego. Y aunque la postura del Consejo era clara, abogando por el aplazamiento del encuentro, la Liga alargó innecesariamente un suspense que fue aprovechado por ciertos sectores del club blanco para cargar gratuitamente contra el alcalde vigués.
«Algunos parece que no tenían hoy la inteligencia suficientemente dispuesta». No se cortó la lengua Abel Caballero, alcalde de Vigo, para denunciar las presiones y las prisas que había sufrido por disputar dicho partido. Encontraban desde la capital que ese era el momento idóneo. Pretendía la caverna asfixiar la sensatez con la intención de aprovecharse de un rival al que suponía menos competitivo por estar inmerso en unas semifinales de Copa. Y es que la eliminación del Madrid de dicha competición por parte de los celestes había escocido mucho.

Ahora por fin se puede jugar ese partido. Si el Madrid necesita 4 puntos para alzarse con un trofeo que no cata desde el 2012, desde la famosa Liga del parking, el Barça sólo necesita que los blancos caigan en uno de sus dos últimos duelos, o al menos que tropiecen en los dos. Pero aunque Luis Enrique advierta de la dificultad de esos dos desplazamientos que esta semana tienen los merengues, en un intento por incrementar la presión y por mantener la ilusión de los suyos, la realidad es que son rivales que poco o nada se juegan.
En cuanto al duelo de hoy, el Celta se encuentra en una cómoda posición a media tabla. El pescado está vendido por abajo y no opta a disputar plaza europea. El tema del día en Vigo son las dudas por la renovación de Berizzo, quien ni siquiera podrá sentarse en el banquillo por estar sancionado. La eliminación en Manchester cerró la gran temporada del equipo vigués, que ya hace tiempo que se dejó ir en Liga, en la que no conocen victoria desde hace un mes, cuando ganaron en Granada por 0-3. Ni las palabras de Aspas encienden los ánimos culés. Tan solo queda rezar por el milagro y que el Madrid falle esta noche, como ya falló el Barça antaño.