Aún recuerdo el principio de la temporada. Si bien mi memoria no falla, escribí acerca de la situación del momento que vivía la Liga española en las primeras jornadas y en las que tras el derbi liguero entre los equipos madrileños, el Real Madrid se encontraba a seis puntos del eterno rival tras perder contra el Atlético de Madrid y el conjunto de Luís Enrique se situaba con nueve puntos, líder de la tabla.
Un panorama futbolístico que dio lugar a ensalzar al equipo blaugrana, a situar a los rojiblancos nuevamente como había sucedido la pasada temporada y a activar los debates en torno a la situación del conjunto madridista y de lo que podía suceder si no conseguían cambiar el rumbo de los partidos.
Siempre suelo repetir que una de las cosas que más me gustan del deporte rey, y que por supuesto forma parte de él, es la velocidad que tiene para cambiar. Un día puedes estar en lo alto de la tabla que dos jornadas después te estás aferrando a que pierda tu rival para salvarte del descenso. Y con ese ritmo, el fútbol se encuentra sumido en esa posibilidad de cambio continuo que nos puede deparar cualquier panorama cuando termina el último partido de la jornada. Y si de jornadas hay que hablar, este año ha dado para mucho.

En lo que a la Liga española se refiere, la emoción más absoluta ya ha terminado. Y es que el Barcelona se proclamó campeón la semana pasada en tierras rojiblancas tras ganar por 0-1 al equipo de Simeone con gol de Messi. Un campeón que se veía venir desde el comienzo del año nuevo, debido a la buena forma que los jugadores del Barcelona adquirieron tras una breve crisis anterior a las vacaciones de Navidad. Pero volvieron con fuerza y calidad, y ahora, son los únicos que aspiran al triplete tras tener que disputar las finales de la Copa del Rey y de la Champions en las próximas semanas.
Situación contraria para el Real Madrid que, aunque con un partido por disputar aún, ha terminado la temporada en crisis. Y es que tras ser eliminados la pasada semana por la Juventus, y tras haber perdido el título liguero, ahora todo son malas noticias en la casa blanca.
Que si Ancelotti no ha sabido gestionar los minutos de cada jugador, que si Ronaldo ha estado desaparecido en los últimos meses, la polémica de los pitos a Casillas y hasta la extraña posición de Sergio Ramos en el medio del campo, son algunos de los múltiples factores que ahora se analizan intentando buscar culpables. Sin embargo, no siempre ha sido así.
Todo se truncó en Madrud después de las uvas cuando el equipo de Florentino Pérez se proclamó campeón del Mundial de Clubes asombrando al mundo con su juego, y, entonces, literalmente se vino abajo.

Y el Atlético, que también inició la temporada con garra postulándose nuevamente como uno de los más fuertes de Europa, ahora, a falta de tres puntos, sigue luchando con el Valencia para poder quedarse con la tercera plaza que le dé vía libre en la máxima competición continental.
Al igual que en la parte baja de la tabla donde Granada, Deportivo y Eibar van a luchar por salvarse en la última jornada. Y eso que cuando comenzó la temporada el equipo eibarrense demostró que ser un equipo pequeño con poco presupuesto no estaba ligado a ser capaces de aguantar en primera división, consiguiendo muy buenos resultados antes del parón navideño. Y ahora, ahora trata de salvarse.
A veces no entendemos cómo sucede tan rápido pero esto es fútbol y no va a cambiar ahora. Cuando nos demos cuenta, los sorteos para elegir los emparejamientos de la próxima temporada estarán sucediendo y de repente, todo volverá a empezar mostrándonos la peor y la mejor cara de los equipos españoles, nuestros equipos.