«Dices que quieres que tu historia siga sin ser contada».
Traducción letra All I Want You de U2
En el fútbol mucho se habla de las cosas que hacen ruido, de esas que no están confirmadas, ni falta que hace, pero que vende sensacionalismo… y periódicos o audiencias. Este verano el culebrón del verano duró poco, nada en realidad, pero claro venía de dos veranos atrás o más, incluso, en el tiempo y muchas, muchas portadas, reportajes, debates, promesas, titulares rimbombantes y poco periodismo, de hecho ahora, en algunos de esos medios ya se está hablando para comenzar un nuevo culebrón, del verano de 2024, con otro jugador del que también ha habido decenas de portadas vinculándolos a los dos equipos de aquí que copan toda la información de nuestros diarios deportivos. Este jugador del que se está hablando ahora, además, acaba de firmar con un nuevo club pero eso no impide intentar utilizarle para quitar desilusiones y vender más ejemplares… Por no hablar de que, también, es más sencillo que se hable de ti cuando estás en uno de estos equipos, que se repitan acciones, se hagan entrevistas o se pida por ti, haciendo campaña, que te den el Balón de Oro.

(Foto de Bank Phrom en Unsplash)
La semana pasada Courtois hizo que el Madrid levantara su decimocuarta Copa de Europa, seis en blanco y negro (lejos queda ya ese anuncio donde un anciano preguntaba: “Y ¿el Madrid qué? Otra vez campeón de Europa ¿no?”) y ocho ya en formato Champions, ahora, se está pidiendo hasta el Balón de Oro para él, y ya se lleva meses pidiendo para su compañero de equipo Benzema, así, si ambos son favoritos el premio queda sí o sí en casa. Yo siempre he escuchado que la Liga es el campeonato de la regularidad, que es el que demuestra más allá de unos pocos partidos, quien de verdad es el mejor, quien lo ha demostrado semana tras semana, porque ser el mejor después de tantísimos partidos no puede ser casualidad, de ahí mi sorpresa cuando del caso del mejor portero de la Liga (los números lo demuestran) no ha hablado nadie o casi nadie, de hecho se habló más del premio Zamora cuando aún había posibilidades de que ganara el propio Courtois que una vez que se supo quien lo había ganado ¿El motivo? Pues que no es el que los medios de comunicación querían que ganara, básicamente porque no está en uno de los tres grandes.
El fútbol debe ser el deporte del que más ríos de tinta trae, el menos racional a la hora de posicionarnos y del que más se opina pero, por mucho que se nos intente convencer de lo contrario, el balompié, no son palabras sino hechos, y en esta caso también, paradas…, y por suerte los futbolistas están lejos del sensacionalismo y el propio Thibaut Courtois, demostrando ser un gran compañero de profesión (compartieron vestuario en el Atlético de Madrid) y sabiendo lo complicado que es ser el mejor durante una competición tan larga, sí que felicitó al protagonista de esta reflexión que traigo hoy, sí que le dio importancia a un galardon que siempre lo tiene y que no es solo relevante, como muchos se empeñan, cuando lo gana el que lleva tus colores, y no lo es y le quitas importancia y dificultad cuando lo gana alguien de otro equipo, me estoy refiriendo al trofeo Zamora, y en concreto, al trofeo Zamora más histórico de la historia reciente de nuestro fútbol, porque por primera vez lo ha ganado un portero del Sevilla F.C. y por segunda vez un jugador africano.

(Foto de Andy Hall en Unsplash)
A estas alturas de campeonato o de artículo ya sabréis que me estoy refiriendo al cancerbero Yassine Bounou del Sevilla F.C., o Bono, como se le conoce más habitualmente, aunque, permitidme el chiste fácil, no cante nada de nada. Con un nombre que recuerda al de uno de los mejores y más míticos guardametas de la historia del fútbol como fue Yashin “La Araña Negra”, ya la cosa prometía pero es que todo lo que ha conseguido ha sido con trabajo, paciencia y humor, porque quizás ser buena persona no da directamente ningún trofeo en un deporte tan competitivo como el que nos ocupa, pero, de verdad, ver que alguien en el campo siempre tiene una sonrisa, que demuestra que disfruta como nadie de su profesión y que siempre termina los partidos comentando y abrazado a un compañero del equipo contrario sonriendo haya ganado o perdido, haya pasado o haya sido eliminado, para mí es un ejemplo de lo que deberían ver los niños y no tan niños cada semana sobre un campo de fútbol. Para el recuerdo aquel penalti que se repitió tras parárselo a Haaland y tras un pequeño pique, al final, ambos terminaron riéndose, tranquilamente después del partido, es imposible no hacerlo con el portero marroquí.

(Foto de Ron Kroon para Anefo)
Pero es imposible ganar un Trofeo Zamora si no eres un gran portero, porque no es que haya encajado poquísimo, 24 goles en 31 jornadas con un coeficiente de 0,77 goles por partido sino que ha sido muy importante con sus paradas por cantidad y, sobre todo, por dificultad. Nadie se podría imaginar ni este premio ni la importancia que tiene en el equipo actual ni la huella que está dejando en la historia del club aquel, ya lejano, 27 de febrero cuando un fallo incomprensible (cantó como Bono el de U2 en este caso) dejaba fuera al Sevilla de aquella Europa League, o eso parecía, porque había mano anterior, el gol fue anulado y finalmente el Sevilla se haría con el título gracias, precisamente, a las paradas de Bono en todas esas eliminatorias de cuartos (penalti incluido), Semifinales contra el mismísimo Manchester United que, sin duda, atropelló al Sevilla pero que, sin duda también, quedó eliminado gracias a una actuación impresionante del bueno de Yassine, y por supuesto, en la final contra el Inter, un partido y un portero que sigue rondando por la cabeza de Lukaku, comentando que ha sido su peor momento como futbolista.

Y es que definir a Bono no sería complicado pero sí muy extenso porque tiene presencia, manda a la defensa, da tranquilidad, es bueno por arriba, es muy bueno por abajo, tiene reflejos, es especialista en penaltis… y en resumen, es una garantía porque la suma de todas sus virtudes no hacen justicia a lo que suma en el campo, y es que poco se habla de Bono, y quizás no nos haga hablar mucho nunca de él, pero estoy seguro que nos va a seguir obligando a todos los sevillistas y también, a los rivales a los que nos enfrentemos, todas las onomatopeyas habidas y por haber del tipo wow, uf, pfff, Boom…

(Foto de Janosch Diggelman en Unsplash)
Muy buena reinvidicacion,escrita con estilo,ironía y sobre todo justicia, de un jugador que, aparte de sus cualidades profesionales,ha conseguido hacerse reconocer por su humanidad y sencillez, que están a la par con el respeto por los demás, sean compañeros o adversarios.Y quizás por eso,aparte de no formar parte del trío de equipos donde ponen sus focos los medios,tenga tan poco protagonismo fuera del campo.Al menos Jorge M.,que suele ver lo que otros no resaltan,una vez más, ha puesto el foco con su capacidad de atracción y de enganche en un hito del recién terminado campeonato que no se ha valorado como se merece ni su protagonista, ni el club que le ha ayudado a conseguirlo.
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