Pues a dos días del clásico del fútbol español y tras la exhibición del Real Madrid en Anfield, lo que pide el cuerpo es escribir sobre Ronaldo, Messi, y compañía. Pero no, a mi lo que pase en el Bernabéu me interesa relativamente.
Porque precisamente a la misma hora que el balón ruede en el estadio madridista, el que escribe estas líneas estará en su asiento del Villamarín viendo al Real Betis enfrentarse al Recreativo de Huelva. Además, estoy convencido de que el Decano del fútbol español saldrá victorioso del derbi andaluz. El equipo verdiblanco es un desastre.
El entrenador bético tiene las horas contadas. Velázquez no ha sido capaz de imprimir a los jugadores béticos un estilo, una seña de identidad con la que competir. Y sospecho que el vestuario es consciente de que el ex del Murcia tiene pie y medio fuera del club. El mensaje del castellanoleonés no ha calado y urge un relevo en el banquillo de Heliópolis.
La credibilidad del proyecto de Velázquez quedó en entredicho y herida de muerte cuando sucumbió al deseo de Adán para que prescindiera del entrenador de porteros. El vallisoletano cedió ante las quejas del guardameta y le demostró al resto de la plantilla que carece de la personalidad suficiente para ser entrenador del Real Betis.

¿Y cuál es la solución? Lo tengo muy claro: Pepe Mel. El rumbo del Betis, que ya estaba desorientado, terminó de irse a la deriva el día que despidieron a Mel. Con el cese del madrileño se desmoronó el castillo de naipes que es el club verdiblanco. Mel sostenía las cartas y era el nexo que provocaba la perfecta comunión del equipo con la grada.
No se si el ex entrenador del Betis querrá volver tan pronto al banquillo del Villamarín. Los otros nombres que han salido como posibles sustitutos (Fernando Vázquez y Sandoval) no me convencen. Mel es el entrenador idóneo para este caótico Betis. Ojala vuelva pronto. Aun hay tiempo de sobra de engrasar la máquina y llevarla a Primera División.