El Real Betis volvió a inmolarse ridículamente en Nervión en el derbi sevillano del pasado domingo. El equipo de Mel no levanta cabeza y tendrá que mejorar mucho para salvar la categoría. De la ilusión por la clasificación europea, se ha dado paso a la más profunda depresión deportiva en apenas tres meses. Y encima, y perdón por la expresión, los imbéciles de siempre dando la nota.

El año pasado el Betis tardó catorce segundos en encajar el primer gol a manos del eterno rival. Este año no llegó al minuto dos con la portería a cero. Así es muy difícil intentar asaltar el Pizjuán.
Lo que más me indigna como bético es que el Sevilla no necesite realizar un derroche de buen fútbol para golear a mi equipo. Los regalos, las acciones infantiles y las jugadas absurdas que hace el Betis en los derbis han sido la clave para que el Sevilla le endose doce goles en los tres últimos partidos. Y claro, el equipo de Nervión aprovecha la candidez de su rival para ajusticiarlo sin miramientos.
Y a toda la crisis deportiva se le une la imagen lamentable que dieron algunos aficionados béticos en la grada del Pizjuán. Se vio claramente por televisión como unos impresentables realizaban gestos y gritos racistas y hasta el saludo fascista. Lo más grave es que le dedicaron esos gritos a Paulao tras ser expulsado. Hay quién dice que los gritos iban destinados a Mbia. Y qué más da. Son igual de asquerosos y condenables. Este hecho se une al infame encuentro entre los ultras, Mel, Molina y Nacho que tuvo lugar en un entrenamiento. El Consejo de Administración debe ser firme y contundente con los aficionados que salen en el video que se enlaza en el artículo, para que jamás vuelvan al Villamarín.
Así que entre un Real Betis malo que no sabe a lo que juega, la frustración que causa ver como el Betis no es capaz de mantener una regularidad deportiva y los energúmenos que ensucian la imagen de una afición maravillosa, y que cada vez le doy menos importancia a un simple hobby, hace que se te quiten las ganas de seguir participando en este circo.