Ousmane Dembélé. 22 años. Fichado en agosto de 2017 por el FC Barcelona. Su precio prohibitivo: 105 millones de euros + 40 en variables. Dudo que la mitad de esas variables se puedan llegar a cumplir. Su rendimiento sobre el campo: 74 partidos, 19 goles y 17 asistencias. Minutos de juego: 4125. Con contrato vigente que finaliza en junio de 2022. Días lesionado: muchísimos.
Cuando Dembélé se recupere de su lesión actual, allá por agosto, se habrá perdido por lesión más partidos que los que habrá jugado. Esta temporada significaba cruzar el ecuador de su contrato, un momento ideal para valorar su peso en el equipo. Ahora mismo, con dos años más firmados, Dembélé es una incógnita. Y no solo por su rendimiento, sino por sus cualidades físicas para el deporte de élite.
Ousmane ha sufrido 9 lesiones en estos primeros 3 años en el Barça. Con una media aproximada de 2 meses por lesión, la regularidad es imposible. Los automatismos, conocer la función que debe cumplir en el campo, integrarse con sus compañeros, saber jugar con Messi… todo ese aprendizaje ha sido boicoteado por un físico con tendencia a romperse.

De poco sirve que en las cortas rachas en las que ha podido jugar con asiduidad haya mostrado sus capacidades. Un potente disparo, una velocidad endiablada y una técnica más que notable. Para una plantilla envejecida, con tendencia al inmobilismo y a la lentitud, la juventud y el descaro de Dembélé era un soplo de aire fresco. Era un vendabal.
En los rotativos, el nombre de Lasse Lempeinen va de la mano de Ousmane Dembélé. El cirujano finlandés ya operó al delantero en 2017, en su primera grave lesión. Si entonces fue la pierna izquierda, ahora es la derecha. 6 meses de baja esta vez. El buen doctor comenta que tras la recuperación, el joven delantero podrá mostrar sus mejores años de fútbol. Qué va a decir, claro.
El barcelonista, en cambio, no es tan optimista. Se debate en una encrucijada de emociones contrapuestas. Las lesiones, el alto precio que se pagó por él y que ya se intuye que no se podrá amortizar, los rumores que desde algunos medios han ido propagando poniendo en duda su profesionalidad y su estilo de vida. Todo ello se ha utilizado para criticar al joven francés.
Personalmente, a mí Ousmane Dembélé es un jugador que me encanta. Cuando leí el comunicado del Barça sobre su nueva lesión, pasé de la incredulidad al desconcierto. Un poco de rabia e impotencia. Y luego pensé en la frustración que un chico de 22 años debe sentir al ver otra vez truncado sus sueños. En cualquier caso, es admirable su capacidad para volver a levantarse y volverlo a intentar. Ojalá llegue el día, que ahora parece muy lejano, en el que pueda mostrar todo el fútbol que lleva en sus botas. Ojalá llegue el día que escape de sus lesiones. Y ojalá ese día continúe llevando la camiseta del Barça.