Cuando lean este artículo quedará muy poco tiempo para que coja mi bufanda verdiblanca, me la anude al cuello y me dirija al barrio de Heliópolis para saborear el ambiente de un partido especial, un encuentro con un sabor especial. Si encima lo redondea mi equipo con una victoria, pues miel sobre hojuelas, pero eso ya se verá.
El Real Betis de Quique Setién se ganó con su buena temporada pasada el derecho a disfrutar y, por ende, a hacernos disfrutar a los béticos de noches como la que vamos a vivir en un rato. Un partido frente al AC Milan siempre es del agrado de todos, motiva sobremanera al aficionado y te permite respirar ese aroma inconfundible de las bonitas citas continentales. Cierto es que el equipo bético no llega en un buen momento y que los rossoneri no son la escuadra de antaño, pero ese escudo y esa camiseta siempre impondrá en el Viejo Continente.
El conjunto andaluz tiene que lograr unos resultados mejores, acordes a la calidad de su plantilla, al esfuerzo económico realizado para confeccionar un equipo de garantías y a las expectativas creadas. Teniendo que visitar en la Liga consecutivamente el Camp Nou y el Estadio de La Cerámica, es primordial subir la autoestima y la confianza de la tropa verdiblanca con un triunfo de tronío y prestigio ante un histórico del fútbol europeo. Ya se logró en San Siro hace unas semanas y no es descabellado pensar que puede volver a hacerlo.
Enfrente tendremos, como ya he dicho, a un equipo con una historia envidiable. Los de Gennaro Gattuso están intentando volver a ser importantes en el Calcio tras unas temporadas convulsas, de resultados negativos y poco acordes al historial milanista. No podrán contar con su máxima referencia en ataque, ya que Gonzalo Higuaín se ha quedado lesionado en la capital lombarda, acompañando a Samu Castillejo, que fue expulsado en el partido que el Betis ganó en San Siro.

Será la tercera vez que el AC Milan visite el estadio de Heliópolis. La primera de ellas fue en 1977, en la ida de los Dieciseisavos de Final de la antigua Recopa de Europa. Ese día ganó el Real Betis por 2-0 con goles de García Soriano y Eulate. Esa ventaja en la eliminatoria le permitió al equipo bético pasar de ronda pese a perder 2-1 en la vuelta. La segunda vez que el equipo lombardo jugó en el feudo de La Palmera fue en el partido del Centenario del Real Betis en 2007, y también perdió, en esa ocasión gracias a un solitario gol de penalti de Mark González.
Tras años de mediocridad y malos momentos es obligatorio disfrutar al máximo del encuentro de esta noche. El Benito Villamarín debe rugir como si no hubiera un mañana y mostrarle al mundo entero que el ambiente que aquí se genera y la pasión que desata el Betis entre sus seguidores solo está al alcance de muy pocos elegidos. Os aseguro que mañana sufriré una gran y gozosa afonía.