Un hecho que parecía abocado a su extinción, a estas alturas de la película de este gran deporte que es el fútbol, donde habitualmente orbitan sumas de dinero y ofertas tentadoras que descolocan hasta al más cabal de los mortales, emerge como no podía ser de otra forma en el club de la cantera y el talento, el Athletic Club de Bilbao.
El menor de los hermanos Williams, Nico, jugador del club Vasco ha demostrado con creces su valía como jugador, habiendo sido objeto de deseo en primera instancia por el fútbol inglés de la mano del proyecto del Aston Vila del entrenador español Unai Emery el verano pasado, así como también esta temporada del Fútbol Club Barcelona, que de la mano de Xabi Fernández exhortó al club Catalán, a iniciar negociaciones para hacerse con los servicios y el ingenio de Nico Williams. Sin embargo el vasco, parece que tiene otros planes para su futuro y el de su propio club, el cual le ha visto crecer como jugador y persona durante todos estos años, donde se ha impregnado de unos principios y valores extintos en nuestra sociedad actual.
Durante este último parón para la disputa de encuentros internacionales, con la selección Española, Nico continuó deslumbrando con su inmenso talento a Xabi Hernández y el fútbol mundial, poniéndose de nuevo en la diana para ser uno de los grandes jugadores de futuro codiciado por los grandes clubes.
La decisión del jugador es clara y sin ningún tipo de paliativos, ha decidido a pesar de las suculentas y tentadoras ofertas, ser fiel al compromiso y la lealtad que le unen a su club desde su niñez. La sangre y el corazón rojo de Nico Williams, seguirán de momento corriendo y latiendo en San Mamés durante las próximas temporadas, haciendo caso omiso a los cantos de sirena de las diferentes competiciones de gran nivel futbolístico que ansiaban tenerlo entre sus jugadores.
A los tres colores, blanco y rojo de sus camisetas y negro de su pantalón, que se han erigido desde la fundación del Athletic Club de Bilbao como santo y seña de reconocimiento mundial se le une el resplandor y brillo de los Williams, sedientos de victorias, que están llamados en un futuro no muy lejano, a convertirse en leyendas de este mítico y único club.
Es de admirar en los tiempos que corren,con el poderoso caballero que es el dinero,con proyectos deportivos tentadores y logros personales ilusionantes,que los sentimientos se antepongan y se mantengan,claro que para que esto ocurra tiene que existir,también,una actitud y una política por parte del Club que ayude a fomentar esa fidelidad y ofrecerle la calidez y el cariño que refuercen esos sentimientos,sacrificando a veces el posible crecimiento que un elevado ingreso por traspaso,le pudiese posibilitar.
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