Y ahora se supone que tendría que escribir que el Barcelona llegará a Madrid con una seguridad tremenda avalada por el 0 en su portería y con una delantera que mete miedo. Pues la cuestión es que, al menos el que escribe no lo ve tan claro.
El hecho de que los blaugrana no hayan encajado un gol a estas alturas de campeonato es una de esas circunstancias que provocarían una canonización. Dicho de otro modo, nos encontramos ante un auténtico milagro.
La cosa es que al Barcelona le llegan al área, y le llegan en ocasiones de manera hasta sonrojante. Mandar un balón a la espalda de Piqué (quien te ha visto y quien te ve) o de Dani Alves (¿por qué?) se convierte en Can Barsa en actividad de alto riesgo.

En cuanto a la parte de delante, cierto es que Messi está enchufado y que Neymar lleva más tantos que el propio argentino. Sin embargo, los ataques del conjunto de Luis Enrique son comparables a las míticas telenovelas del género Cristal o Rubí.
Daba igual cuántos capítulos uno se perdiera que no pasaba nada relevante. O lo que es lo mismo, mediocentro de turno vuelca a banda derecha para que Alves (sintomático que esta sea su segunda mención en este artículo) siga empeñado en mostrarnos su inoperancia centrando.
En cualquier caso, y como tampoco es plan de suicidarse a lo bonzo al más puro estilo blaugrana, hay un par de luces que intentan equilibrar la balanza de este tímidamente preocupado redactor.
Messi parte y reparte. Neymar se ha quitado el complejo y ha roto a futbolista. Xavi Hernández sigue teniendo aureola de genio. Luis Suárez jugará a lo Cid Campeador y el equipo no ha encajado goles.
Sí, ya sé que esto último servía como argumento en contra de mis esperanzas en el Bernabéu. Pero es que como la vida misma, el Barsa ni es lo que parece, ni parece lo que es.