Es uno de los hombres más ricos del Reino Unido. Posee una de las tiendas deportivas más importantes del país, pero los aficionados del Newcastle ya no le quieren como dueño de su club. Él es Mike Ashley
Si viajas a Londres y eres futbolero tienes una visita imprescindible en Picadilly Circus. En el centro de la ciudad, donde están las famosas pantallas con los video-anuncios de las marcas más conocidas, hay una tienda deportiva inmensa: SportsDirect.
Tiendas como está se encuentran no solo en Londres sino en todo el Reino Unido, y ahora empiezan a expandirse por toda Europa, contando con algún establecimiento en España. Tras la empresa de productos deportivos que más factura de Gran Bretaña se encuentra Mike Ashley, el dueño del Newcastle.
Su éxito empresarial no se ha traducido en gloria deportiva, ni mucho menos, pero sin la «ayuda» del Newcastle, su empresa no habría llegado a lo que ahora es. Ashley ha utilizado al Newcastle para potenciar al máximo su marca, el estadio St. James Park está empapelado por publicidad de sus tiendas y en cada acto del club allí que aparece.

¿Alguien pagaría 134 millones de libras (unos 160 millones de euros) solo por hobby? El ejemplo de Mike Ashley parece decir que no. El crecimiento de su empresa en la última década ha sido espectacular eliminando a su competencia más directa, JJB Sports, otra empresa relevante de Reino Unido de tiendas de productos deportivos a precios bajos. El dueño de esta empresa es Dave Whelan, a su vez propietario del Wigan Athletic.
La prensa inglesa señala dos aspectos que han llevado al crecimiento de SportsDirect: la utilización del Newcastle para publicitar sus tiendas y sus bajos costes de producción (en varias ocasiones se han denunciado los bajos salarios y pésimas condiciones laborales de sus empleados en Inglaterra).
La era Ashley en Newcastle
Mike Ashley compró el Newcastle, un clásico club inglés casi siempre presente en la primera división del fútbol británico, en 2007. “The Magpies” (Las Urracas) venían por entonces de disfrutar en su estadio de buenos futbolistas como Alan Shearer y Michael Owen. Llegaban de vez en cuando a finales de la Copa Inglesa y en dos ocasiones incluso consiguieron terminar segundos. Tras siete años de era Ashley en St.James Park el balance no es muy positivo: un quinto lugar, un descenso a segunda, y un ascenso y regreso a la Premier.
Con Ashley llegaron jugadores de renombre como Mark Viduka, Alan Smith, Geremi, Habib Beye, el español José Enrique, Abdoulaye…y el equipo se acomodó en tierra de nadie, conformándose con poco. En el banquillo, cinco entrenadores pasaron por el Newcastle en cuatro años: Allardyce, Kinnear, Shearer, Hughton y Pardew. Este último continúa en el cargo desde hace cuatro años, habiendo cosechado su única alegría en la era Ashley: terminar quintos en la temporada 2011-12.
Rechazado en el Newcastle…y en el Rangers
«Ashley es el problema más grande». Así rezaba una pancarta de los aficionados del Newcastle en St. James Park. Las urracas quieren que su dueño venda el club, no aguantan más a un empresario de éxito que se conforma con no descender. Mike Ashley ha mostrado en repetidas ocasiones su satisfacción por la marcha del club, la prensa británica afirma que solo le preocupa que el equipo se mantenga en la Premier para seguir explotando al club como pantalla para potenciar la imagen de sus tiendas deportivas. No tiene pensado invertir más. Las malas lenguas dicen que Mike no sueña con títulos sino con más espacios donde situar su marca en St. James.
La afición está cansada de la falta de ambición de Mike Ashley y cada semana se manifiesta en el estadio exigiendo su marcha. De hecho, un grupo de seguidores ha iniciado una campaña en las redes sociales llamada MAOC (Mike Ashley OUT Campaign) para conseguir que el dueño venda el club. Otros que también se manifiestan contra este empresario son los aficionados del Rangers de Glasgow.
El magnate ha comprado el 8,92 por ciento del club y ha adquirido los derechos del nombre del estadio Ibrox Park por una libra (poco más de un euro). En plena estrategia de expansión de su emporio, Ashley ve ahora en el Rangers el lugar ideal para publicitar su marca en Escocia.
En la afición del Rangers ha sentado realmente mal que el empresario haya adquirido por un precio irrisorio los derechos del nombre del estadio (aprovechándose así de su porcentaje de propiedad del club, siendo una declaración de intenciones de querer adueñarse de esta entidad).
En un acto de rebeldía, los seguidores de este histórico club escocés se han acercado a las tiendas de Mike Ashley para llevarse todo tipo de productos (camisetas, patinetes, mochilas…) por una libra. Consideran que si Ashley piensa que el nombre del estadio tiene ese precio, todo producto debe valer al menos lo mismo. Una curiosa forma de protestar ante un empresario que cada vez cuenta con menos amigos.