Me apetecía hablar de aspectos puramente futbolísticos pero la actualidad del Real Betis está continuamente salpicada por charcos ajenos a lo que ocurre en el terreno de juego. La renovación (o no) de Dani Ceballos y unas declaraciones de Mel en El Larguero saltan a la palestra tras la victoria en Vallecas.
Y es que parece imposible que el equipo verdiblanco viva de manera tranquila y centrado únicamente en lo deportivo. Ayer se celebró en Madrid una reunión para abordar la renovación (o no) de Dani Ceballos. El canterano, que deslumbró la pasada campaña con un juego de muchos quilates, no renueva el contrato que tiene con el club bético hasta el próximo 30 de junio de 2016. En todo este asunto hay muchos culpables y una sola víctima.
Los que tendrían que asumir su cuota de culpa son los dirigentes que no han sido capaces de atar en su día al futbolista, el propio Ceballos por preferir el dinero a tener una progresión deportiva acorde a su edad y la agencia de representación por intentar sacar tajada de toda esta situación. Y el que paga todos estos desmanes es el de siempre: el Real Betis Balompié, que ve como se va otro canterano a coste cero, como en su día se fueron Diego Tristán, Adrián o Cañas.
Yo, como muchos béticos, tenemos clara nuestra postura en este asunto. El jugador no tendría que volver a ponerse la camiseta verdiblanca mientras no renueve su contrato. No es de recibo que un futbolista que ha jugado cinco partidos mal contados en Primera División se crea con derecho a cobrar como el que más de una plantilla que tiene a jugadores contrastados. Ceballos es un proyecto de buen futbolista, con unas cualidades inmejorables para ser un gran jugador de fútbol, pero no sería ni el primero ni el último en no ser capaz de llegar a todo lo que se le supone.
Y como Mel prevé o intuye que, si no renueva, desde el club le van a instar a que no lo alinee, ya se ha apresurado a decir que él se iría del Betis si interfieren en su trabajo. Eché de menos esa contundencia cuando Castaño, candidato a la presidencia, dijo que prescindiría de Maciá cuando fuera presidente. Menos mal que eso no ocurrió.
Ceballos es libre de equivocarse y firmar con un equipo que le prometa un salario millonario en lugar de quedarse en un club que le garantice minutos y liderazgo, cosas imprescindibles para crecer como futbolista. Pero que tenga en cuenta Dani Ceballos que aquí no hay nadie imprescindible. Que él pasará y que el Betis seguirá cuando de él no se acuerde nadie. Y la misma advertencia es válida para Pepe Mel.