Este fin de semana he disfrutado viendo fútbol femenino. He disfrutado del juego, de la entrega. He sufrido con los nervios que emanaban en el terreno de juego. Pero esta vez quiero hablaros de otra esencia. Otra que muchas veces olvidamos y son parte fundamental en proyectos de fútbol femenino: el cuerpo técnico.
Un grupo de mujeres que se preparan, mujeres que han vivido el fútbol femenino desde sus inicios. Muchas de ellas se han embarrado en campos de albero y jugado con esos míticos balones MIKASA. Mujeres que han sido jugadoras invisibles, pero que hoy pelean para que las próximas generaciones sean el futuro de lo que fue un pasado, y presente, de mujeres fuertes y decididas.

Mujeres que invierten su tiempo en formarse para crecer en el fútbol base. Aquellas que gritan desde una banda, que animan y apoyan. Que regalan confianza y frenan miedos de sus propias jugadoras. Muchas de ellas combinando su propio trabajo, estudios y su vida familiar, para apoyar e instruir a las próximas grandes futbolistas.
Hoy mi gratitud va dedicada a todas esas entrenadoras que pelean y luchan, muchas veces sin ayuda de grandes clubes o patrocinios. Aquellas que merecen el reconocimiento que pocas veces se les da. A todas, que marcarán el futuro de jugadoras que, algún día, podrán ser las próximas Alexia Putellas, Vero Boquete o Virginia Torrecillas.
A todas ellas: GRACIAS POR CREER Y SER FÚTBOL FEMENINO.
Escrito por Stiba Uve (Sevilla)