El último Mundial que contó con 16 selecciones se disputó en Argentina, en 1978. De nuevo se avecinaba un duelo entre Europa y América, aunque sin un favorito claro a priori.
En el grupo I quedaron encuadradas Argentina, Italia, Francia y Hungría. Los italianos completaron una primera fase inmaculada al hacer pleno de victorias. Italia llegaba con jugadores en plena madurez, como era el caso de Zoff, Antognoni, Causio o Bettega. Además, ya empezaba a destacar un jovencísimo extremo llamado Paolo Rossi. La segunda plaza la ocupó Argentina, el país organizador, que acusó la sequía de su estilete, Mario Kempes, que no marcó en ninguno de los tres partidos de esta fase.
El anterior campeón se ubicaba en el grupo II, donde partía como claro favorito, a pesar de la ausencia de su goleador Gerd Müller. Sin embargo, los alemanes se clasificaron como segundos tras una selección polaca muy potente con estrellas como Lato, Szarmach o Deyna. Túnez y México cerraron la clasificación.
A pesar de tener, como casi siempre, un gran equipo con nombres como Toninho Cerezo, Zico, Rivelino o Roberto Dinamita, tampoco Brasil cumplió con los pronósticos que le otorgaban el papel de favorito en el grupo III. La selección de Austria, que contaba con grandes futbolistas como Prohaska o Hansi Krankl, le arrebató la primera posición. España, que acabó decepcionando, y Suecia, completaron el cuarteto.
También saltó la sorpresa en el grupo IV donde una maravillosa escuadra peruana, con su estrella, Teófilo Cubillas, a la cabeza, quedó primera por delante de la actual subcampeona, Holanda que acudía con un potente equipo con Krol, Dep, Neeskens o Rensenbrink, aunque la ausencia de su crack, Johan Cruyff, se notó demasiado, como era lógico. Escocia e Irán cerraron la tabla.
De esa manera, se llegaba a la siguiente fase. Una fase extraña donde se eliminaban las semifinales para constituir dos grupos de cuatro equipos. Los campeones de cada grupo jugarían la final.
En el A, competían cuatro selecciones europeas, lo que suponía que las cosas estarían muy igualadas. En esta ocasión, Holanda sí demostró su poderío y consiguió plaza para la final, en detrimento de Italia, Alemania y Austria.
Pero el que suscitaba mayor interés era el grupo B, por aquello de la eterna pugna entre Argentina y Brasil, ya que Polonia y Perú apenas ofrecieron resistencia. La gran polémica del torneo llegó en la última jornada, cuando decidieron que Argentina disputase su partido sabiendo ya el resultado de los brasileños. Argentina debía ganar a Perú por cuatro goles de diferencia para estar en la final y consiguió vencer por 6-0. Tras el partido, varias acusaciones de un presunto amaño no lograrían empañar la victoria del país anfitrión, donde la importancia se la dieron al resurgir de su gran estrella, Kempes, que ya acumulaba cuatro goles.
La final, por lo tanto, estaba servida: Argentina-Holanda.
En un ambiente espectacular, con 70.000 aficionados que inundaron el campo de papelillos de colores, Argentina plantaba cara a la conocida en el planeta fútbol como “Naranja Mecánica”.
Mario Kempes Se puso el disfraz de “matador” y adelantó a su equipo a los 40 minutos. La segunda mitad transcurría con el empuje de los jugadores holandeses. Pero el meta Fillol estuvo inmenso y se resistía a ser batido. Sin embargo, Nanninga, en el minuto 81, consiguió equilibrar la balanza.
En el minuto 90, todo el país argentino enmudeció cuando Rensenbrink estrelló el balón en el palo. El duelo llegaba a la prórroga.
En ese tiempo adicional, el equipo europeo acusó el cansancio, lo que aprovechó, de nuevo, Kempes para marcar el 2-1 y contribuir en la jugada del tercer gol, obra de Daniel Bertoni, para otorgar a su país el título de Campeón del Mundo por primera vez en su historia.

El Gol: A pesar de tener un serio competidor con Arie Haan y sus cañonazos, la magistral definición con el exterior de Cubillas en un tiro libre ante Escocia se convirtió, en mi opinión, en el mejor gol del campeonato.
El Jugador: Mario Kempes, a pesar de su mal inicio, fue totalmente decisivo con sus seis dianas para dar a su equipo el título.
El Partido: Sin duda, la final fue el encuentro más completo del torneo, con un toma y daca constate donde Argentina se adelantó en el marcador para aguantar luego los ataques de una pujante Holanda que no quiso darse por vencida. Luego, en la prórroga, los sudamericanos estuvieron más enteros y pudieron ceñirse la corona de laurel.
Un bonito recuerdo de un mundial ya lejano y que no añadió ningún capítulo brillante para nuestra selección y solo el poder ver un nuestra liga a magníficos jugadores que tuvieron protagonismo en ese campeonato.
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