Es una evidencia que el fútbol es el deporte que más aficionados tiene, que más pasiones levanta y que más dinero genera en el mundo. Todos los padres quieren tener un Messi, un Cristiano o un Casillas en su casa y el problema viene cuando algunos realmente lo creen.
Si nos vamos a la estadística, teniendo en cuenta las fichas federativas en el fútbol español y los jugadores profesionales de Primera y Segunda División, la probabilidad que tendrá un jugador de ser profesional será aproximadamente el 0’12 %. Nada parecido a las expectativas de cualquier padre.
A día de hoy, no es difícil ver jugadores de 12 o 13 años con representante, incluso de menos edad, solo hay que darse una vuelta por los campos de este país un fin de semana cualquiera. La función de un representante no es otra que ganar dinero, ya sea a corto, medio o largo plazo, pero en definitiva ganar.

El proceso del representante está bastante automatizado y es muy fácil. Básicamente se trata de convencer al padre de que su hijo tiene mucho futuro en el fútbol y de que él tiene los contactos necesarios para que juegue en un equipo mucho mejor del que está. El padre, que piensa que su hijo es una futura estrella en potencia, en la mayoría de los casos accede sin dudarlo, cegado por un futuro lleno de éxitos y dinero.
Pues bien, el presente es muy distinto. El hipotético caso de que un niño sea una estrella puede pasar una vez de cada muchas, pero la realidad es otra. Los chicos, desde muy jóvenes, tienen una presión muy alta, salvadores, en muchos casos, de la situación económica de la familia, y cuando esta situación no sucede, conlleva en el niño una frustración personal y deportiva que un chico tan joven no merecería tener.
La esencia del fútbol no es solo ser el mejor y ganar todos los partidos, el fútbol es diversión, amistad y compañerismo. Cuando los padres olvidan que fue eso lo que les hizo sentir en la niñez esa pasión por dicho deporte, pasa de ser fútbol a un simple negocio.
Escrito por Raúl Lorente Zaragoza
– Lorca –
Totalmente de acuerdo contigo, es una lástima la mercantilización que sufre el fútbol ya desde sus primeras etapas…Esta es una cuestión difícil de controlar y que lamentablemente va aumentando con el paso de los años.
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