Me duele la piel culé de ver que año tras año esta junta directiva, desde los tiempos de Sandro Rosell, ha ido horadando el crédito que, con tanto esfuerzo, se labraron entrenadores como Frank Rijkaard o Pep Guardiola.
Me duele la piel culé de ver a un secretario técnico, nominalmente porque funcionalmente ejerce poco, decir frases como que ficha a un central lesionado porque es de rendimiento inmediato, o en el estropicio de partido del pasado sábado, no voy a comentar mucho sobre él ya que a diferencia de otro miembro de TresCuatroTres no lo vi porque me barruntaba algo, argumentar que no ganamos por el campo y por la hora del partido.
Supongo que se quejó de la hora del partido porque por lo general a esas horas él duerme la siesta, con el soporífero encuentro que se marcaron las huestes culés en el estadio de Getafe bien podía haberme echado una siesta, quiso pero no pudo decir ante las cámaras, así que soltó esa estulticia.
Me duele la piel culé de ver que tras haber dedicado este verano la friolera de 171 millones de euros afrontemos los partidos sin centrales, sin lateral derecho, sin centrocampistas y con esa extraordinaria dependencia de que al mejor jugador de la historia del fútbol se le encienda la bombilla. Mathieu empezó bien la temporada pero se ha contagiado de la parsimonia que rodea últimamente a todos aquellos que ocupan ese puesto. Piqué está en ligera mejoría pero todavía tiene lagunas importantes. Alves es una absurda caricatura de lo que fue el mejor lateral derecho de la historia culé.
Busquets pide a gritos un cambio de sistema o un puesto en el banquillo por los méritos contraídos. Xavi…me van a perdonar pero no puedo decir nada malo de una de las grandes figuras de la historia moderna del fútbol azulgrana, nacional y Mundial. Xavi lo sigue intentando, es el único que impone algo de criterio pero a su edad no se le puede pedir que recorra los mismos kilómetros que antaño sus piernas le permitían. Rakitic vino para ser el estandarte en el centro del campo y no sabe a qué juega, si tiene que atacar, disparar, pasar,centrar o su única función es perseguir al lateral contrario cuando este esquiva, simplemente le basta con la mirada, el marcaje en forma de cono de carreteras del “22” azulgrana.
Me duele la piel culé de ver como Bartra, un prometedor central, no tiene continuidad a su partidazo contra el PSG, si a su edad no es capaz de jugar dos partidos seguidos no vamos a esperar que los juegue cuando alcance la treintena. Como Pedro da una de cal y otra de arena. Como Montoya se va a ir del Barça sin que todavía se me haya disipado la duda de si realmente vale para este equipo, me niego a pensar que no supera con creces la aportación de Douglas o del propio Alves. Como Munir, un chaval que iba para estrella en ciernes, se ha quedado anclado en el banquillo y solo es utilizado como revulsivo desesperado.
Pero sobretodo de observar como Mascherano, un ejemplo de raza, dedicación, fuerza, pundonor y amor por los colores, por el escudo y ejemplo de respeto por el aficionado culé no tiene lugar fijo en el once azulgrana jornada tras jornada.
Me duele la piel culé de ver como un entrenador en el que yo creía, Luis Enrique, está dinamitando su crédito con la misma rapidez que dinamita alineación tras alineación, sin encontrar lo que busca, si es que sabe a lo que quiere que juguemos. Le presuponía al equipo blaugrana dirigido por Luis Enrique una lucha continua, un esfuerzo supremo y un patrón de juego y las dos primeras premisas me las ha ofrecido a cuentagotas la escuadra culé, el esquema de juego es inexistente hasta el momento.
Pero este dolor desaparece cuando Mateo Laxague se emociona al posar su mirada en un vídeo en el que le saludan Luis Suárez, Messi y Neymar. Solo por como se eriza tu piel Mateo, ejemplo de luchador y de amante del fútbol a pesar de tus limitaciones, mi piel culé deja de dolerme. Al carajo los sistemas, las suplencias, las derrotas, las victorias y los empates, por una sonrisa tuya Mateo al carajo Bartomeu y Zubizarreta. Viva el fútbol que arranca sonrisas de gente que se lo merece.