Hoy vamos a tratar un caso sucedido en España a finales de los 90 con el ínclito Jesús Gil. Nos referimos al patrocinio de Marbella, la ciudad de la que el ex-presidente del Atlético de Madrid fuera alcalde entre 1991 y 2002.
Jesús Gil llegó a la presidencia del Atleti en 1987 tras ganar las elecciones del club. Durante su gestión al frente del equipo colchonero ganó las Copas del Rey de 1991 y 1992 y el famoso doblete Liga y Copa de 1996. En cuanto a las sombras, el equipo descendió en la temporada 99/00, jugando por primera vez en Segunda desde 1934. Dos años después lograría el ascenso, con Luís Aragonés como técnico.
Gil fue sin duda una figura que no dejaba indiferente a nadie. Protagonista de numerosas polémicas llegando a pegarse con el presidente del Compostela en la sede de la Liga de Fútbol Profesional, pero también alguien con un carisma único.
Patrocinio
Al poco de que el presidente del Atlético llegara a la alcaldía de Marbella, los aficionados al fútbol comenzaron a acostumbrarse a ver el nombre de la ciudad en diferentes camisetas.
Probablemente la más conocida fuera la del club colchonero, pero lo cierto es que el nombre de Marbella lucía en numerosos equipos tales como los andaluces Real Betis Balompié, Sevilla FC y Atlético Marbella, así como el Real Valladolid CF. Incluso en el mundo de baloncesto tuvo su cuota con el Joventut.

Tan prolífica acción de patrocinio acabó de manera abrupta cuando en octubre de 1998 la Guardia Civil se presentó en el Vicente Calderón buscando documentación que probara el delito de malversación de caudales públicos. Estallaba el «caso de las camisetas».
Mientras se desarrollaba la investigación Jesús Gil ingresaría en prisión incondicional el 7 de enero de 1999 acusado de haber falsificado los contratos de patrocinio del Ayuntamiento de Marbella en las camisetas del club colchonero. Se habían desviado 450 millones de pesetas (unos 2,7 millones de euros) del consistorio andaluz al equipo rojiblanco.
Tras el pago de 100 millones de pesetas (6 millones de euros) y debido al delicado estado de salud de Gil, el juez levantaría la prisión incondicional.
En el año 2002, el Tribunal Supremo dio por probada la acusación por prevaricación y tráfico de influencias condenando a Jesús Gil a 28 años de inhabilitación de cargos públicos y a seis meses de arresto.
Finalizaba así uno de los casos más conocidos de patrocinio fraudulento de la historia del fútbol español.
Desgraciadamente el fútbol ha sido refugio y presa buscada por personas indeseables para obtener beneficios ilícitos que han empañado y perjudicado,no sólo económicamente,el buen nombre de equipos,y causado dolor y disgusto a sus aficionados.
0