El jugador Coruñés de 34 años de edad, más conocido cariñosamente con el apodo de “O neno” ha hecho realidad su sueño, volver a casa.
El de Monelos y el club de la ciudad Herculina, abonaron a medias los casi 500.000 euros que hacían falta para quedar libre y cumplir la voluntad del jugador, ayudar al equipo de su ciudad, el Real Club Deportivo de La Coruña a escalar a la categoría inmediatamente superior como primer propósito, la segunda división nacional española. Además de hacer frente a este pago, en el que sin duda no mandó la razón y sí el corazón, por el que brota un torrente de sangre azul tan similar al color azul del mar que besa a la ciudad Coruñesa, el jugador dejó de ingresar cerca de 900.000 euros que le hubiesen correspondido al finalizar su contrato con el Cádiz C.F., equipo de primera división en el que militaba y participaba activamente, anotando goles decisivos para la puntuación y salvación del equipo gaditano hasta poco antes de su vuelta a casa.

Aunque muchos se mostraban escépticos por su regreso, el primer partido de liga disputado arrojó unas cifras y sensaciones incuestionables. Lucas Pérez pisó de nuevo el estadio de Riazor como uno más, con el mono de trabajo puesto como el resto de sus compañeros, sudando la camiseta del club de sus amores y poniendo su corazón a punto, en consonancia con toda la afición expectante para anotar dos goles decisivos en la ilusionante victoria de su equipo.
“O neno” volvió como si el reloj deportivo se hubiese parado en la cabeza de todos los deportivistas y en la de él mismo, integrado asombrosamente en el sistema de juego como si jamás hubiese abandonado las instalaciones de Riazor.
Lucas Pérez ha puesto de nuevo sobre la mesa valores desaparecidos hace ya muchos años en el fútbol nacional, los de jugadores que amaban los colores de su club, de su ciudad o simplemente de aquellos que se habían formado en una cantera y los cuales sólo por ese motivo juraban fidelidad a un escudo. “O neno” no ha negociado cifras desorbitadas, simplemente supura felicidad por cualquiera de los poros por los que suda la camiseta del club que le vio crecer como persona,hombre y futbolista profesional.
Alejado de otro tipo de mercados en los cuales podría estar por su propio interés personal, para exprimirse futbolísticamente y hacer caja, el jugador ha vuelto con su magnánimo corazón a Riazor, devolviendo la vida y el latido a una afición y una ciudad en coma desde hace mucho tiempo; y muy necesitada de gestos honestos, sinceros y desinteresados como los demostrados por Lucas, para sentir el lado humano de un deporte cada vez más enfocado al negocio económico sin límite de ingresos.
Si,es cierto,pero se me antoja un poquito tardío el gesto aunque no deja de ser meritorio porque podría haber fichado por un club exótico pero con poderío económico que lo compensase materialmente y ha preferido ayudar al club de sus amores.
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